¿Es que no tenemos derecho?

Se nos viene sin remedio y sin que nosotros, pueblo llano, lo podamos evitar: la marea negra catalanista que, salga lo que salga ya, nos inundará y ensuciará a todos. Y sin embargo yo no me sorprendo del cerrilismo independentista, que ha sido muy cultivado —es fácil cultivar el cerrilismo—, sino de que existan por el resto de España y en particular en nuestra Andalucía sujetos que se apuntan a esa corriente porque, deberá ser eso, queda como muy revolucionario clamar independencia y libertad y enarbolar banderas con una estrella de cinco puntas. Entiendo que haya teóricos, como ciertos dirigentes de Podemos, que vivan la situación como pre revolucionaria de la que pueden sacar réditos —o eso prefieren creer—, pero si levanto la vista del catecismo revolucionario solo encuentro contradicciones, tópicos repetidos y poco análisis real (o asunción) de las consecuencias que se puedan derivar. Además, si de derechos hablamos, ¿no tenemos derecho a opinar quienes también estaremos afectados por lo que suceda en Cataluña? Seamos sinceros, deberíamos poder votar.