¿Existe una identidad jaenera?

18 feb 2016 / 09:51 H.

Tendríamos que precisar a qué factor de la identidad nos referimos. En lo geográfico no está muy clara nuestra identidad, si miramos hacia el Oeste, curso ininterrumpido del Guadalquivir; para los marxistas o materialistas-históricos que comenzaban todo su discurso con el análisis de lo económico, tampoco está claro que nuestros intereses agrícolas difieran de los cordobeses o granadinos, ellos también tienen olivares y clima semejante. En cuanto a la Historia, factor determinante, no hay que olvidar que la frontera de las dos grandes provincias romanas de la mitad sur peninsular, la Bética y la Cartaginense, pasaba muy cerquita de nuestra ciudad capitalina, más o menos por La Guardia, dividiendo por la mitad nuestro actual territorio, de Sur a Norte. No podemos hablar de una continuidad administrativa ininterrumpida para lo jiennense, hasta la definitiva reconquista castellana tras 1492 del territorio peninsular. Sin olvidar que Jaén, durante más de 250 años (desde la mitad del siglo XIII hasta finales del XV) fue frontera entre dos proyectos de civilización en lucha casi constante: cristianos y musulmanes. Entre las características de nuestra identidad, pues, destaca la derivada de esa naturaleza fronteriza, fruto no sólo del alto emplazamiento, sino también de las alturas montañosas, que, a veces, nos han aislado y otras veces han cautivado a pobladores y foráneos. ¿Tiene importancia la identidad provincial? ¿Tiene ventajas el hecho de que la fomentemos? Pienso que sí. En primer lugar, somos una entidad constitucional, en segundo, tenemos unos entes políticos que absorben, suponemos que eficazmente, parte de nuestros impuestos: el paradigma sería la Diputación Provincial. Y, en tercero, contamos con organismos de todo tipo, también culturales, que se configuran en, y desde la provincia: Cámaras de Comercio, asociaciones de todo tipo: religiosas (Obispado), políticas, sindicales, de cronistas oficiales, nuestra Universidad, cada vez más insertada en su entorno, etcétera. Desde luego que toda identidad nunca es eterna, pero en este momento pienso que la aquí supuesta “identidad giennense” no tiene mala salud, si bien es verdad que, por su carácter fronterizo, deberá contar con vecinos próximos y remotos.