Expoliva viva, la Cámara agoniza

13 may 2017 / 11:18 H.

Como sevillano con su Feria de Abril, o cordobés con sus Patios, como malagueño con su calle Larios, o granadino con su Alhambra. Así se siente el jienense con su Feria Internacional del Aceite de Oliva, Expoliva. Orgullosos de ser el atractivo de todas las miradas, al menos, cinco días, cada dos años. Su décima octava edición se clausura hoy con un enorme éxito de participación, tanto de visitantes, como de expositores. 57 países de todo el mundo vienen a firmar operaciones comerciales, llenando hoteles, restaurantes, y colapsando calles y aparcamientos. Movimiento de dinero y de gente como mejor plan activa de esta tierra, árida y ávida de rebrotar, con tan solo cuatro gotas que caigan. Empresas del sector oleícola, grandes y pequeñas, supervivientes de vecerías, al filo del umbral de rentabilidad, dedican hasta los domingos por la tarde para planificar su participación en Expoliva. Hay que estar allí, como sea. El sector puede y quiere invertir. El precio del aceite por las nubes y, sin embargo, el mercado aguanta sin penalizar el consumo. Por fin se empieza a valorar la calidad y las propiedades saludables. Se derrite la escarcha del año, cuando ves que los cuatro carriles de asfalto que conducen a Ifeja parecen calles peatonales de una importante capital con centro comercial abierto. Se ilumina Jaén por primavera, tras veinte meses oxidada, tras veinte meses olvidada, con un escenario de proyección internacional, donde todos quieren estar y donde todas las instituciones se ponen su traje de gala. Es de justicia, reconocer los orígenes de esta iniciativa, que tanta riqueza aporta a nuestra tierra. Fue la Cámara de Comercio de Jaén el germen de este exitoso proyecto, empujado por el tesón y el amor a su tierra, de personas como su presidente Hermenegildo Terrados, o su secretario general Juan Francisco Montiel. En 1983, se consiguió la celebración de aquella primera edición de Expoliva, que tuvo lugar en las instalaciones del recinto ferial que hoy conocemos como Felipe Arche. Emprendedores de ayer, personas con visión de futuro, al servicio del desarrollo económico y social de la provincia, y al frente de la histórica Cámara de Comercio de Jaén. Qué paradoja. Una Expoliva tan viva, y una Cámara de Comercio de Jaén que hoy agoniza. Ya me imagino el sentimiento de tristeza y de impotencia de los pocos trabajadores que quedan en esta institución, emitiendo certificados de exportaciones, para tantas empresas con expositores de suelo de moqueta y jamón de pata negra bajo el mostrador. El hijo de feria, y ella, como siempre, trabajando, sin que nadie se acuerde de llevarle un regalo por el día de la madre. Nadie se ha acordado, nadie habrá notado su ausencia, y su lugar lo ocupa, discretamente, la Cámara de Comercio de Linares, con un stand en el que promocionan sus servicios y se apuntan a la “misión comercial inversa”, un programa que fomenta la internacionalización de las pequeñas y medianas empresas de la provincia. El principio de eficiencia en la gestión de los recursos apunta a que, con una sola Cámara de Comercio será suficiente para dar cobertura a toda la provincia. Precisamente ayer se anunció la publicación para final de año de la Ley de Cámaras de Comercio y de Comercio Interior de Andalucía, que asfaltará ese territorio salvaje e inexplorado de estas entidades de derecho público y gestión privada, cuando se encuentran en una situación de insolvencia. Se pone de manifiesto, una vez más, cómo una gestión inadecuada nos lleva a tercera división, y la capital deja de representar a la provincia. Ahora toca barrer, y pensar en la próxima edición de Expoliva.