Flamencubeando, fusión y arte

07 abr 2016 / 17:00 H.

El viernes 1 de abril se celebró la Gran Fiesta 75 Aniversario de nuestro Diario JAÉN. Esta fiesta fue como una degustación de música de la tierra, actuando 50 grupos jaeneros, regalándonos cada uno de ellos una pequeña pincelada de su arte. Uno de los grupos que actuó fue Flamencubeando. La palabra que define a este grupo es la de innovación. Han sabido mezclar el son cubano, el tango y el bolero, y fusionarlos con el flamenco. La base armónica del grupo la lleva el piano, tocado por Fernando Delgado, que aunque en su currículum se lea que aprendió en el conservatorio, les garantizo que su verdadera escuela fueron los tutoriales que se bajaba de internet de su admirado Bebo Valdez, con el consiguiente cabreo de su profesor por no estudiarse la partitura que le tocaba ese día, y sí haberse aprendido “Lágrimas negras” que había visto en un tutorial. ¿Me equivoco en algo, Fernando? El virtuosismo es de su hermano Luis, con percusión y viento, sorprendiendo a propios y extraños cuando utiliza el controlador de viento midi, imitando sonidos de cualquier instrumento de viento madera, metal o fuelle. Frecuentemente, viaja solo por el mundo fusionando el sonido de su flauta, con música electrónica en directo en las más famosas salas de fiestas de Dubái, Suiza, Thailandia, Rusia, Alemania, etcétera. El tercero en discordia es el padre de las criaturas, Luis Delgado, que a parte de dirigir el grupo, es quien se encarga de la guitarra o de cualquier instrumento de cuerda que se le ponga delante. En su historial leemos que perteneció a un par de formaciones, ocultando otras como fueron la agrupación carnavalesca “El Cigarrón” y “la Tuna de Distrito de Jaén”. Como me imagino que lo habrá ocultado por no darle el rato a sus hijos descubriéndoles el oscuro pasado que tuvo el padre, desde aquí lo corrijo. A la familia Delgado se les unió Curro Pérez, con su elástica y camaleónica voz. La familia Delgado Gámez es un claro ejemplo de cómo el ser humano evoluciona a mejor, ya que los niños son más guapos, más altos y posiblemente, mejores músicos que su padre.