Fuera de contexto

18 may 2017 / 10:16 H.

La “práctica de citar ‘fuera de contexto’ es una falacia lógica y un tipo de falsa atribución mediante la cual un trozo de texto es extraído de un párrafo de forma tal que se distorsiona el significado original del mismo”. A las personas nos avalan nuestra vida y nuestros hechos. Lluís Llach, contemporáneo nuestro, miembro de la Nova Cançó, nuestro Jacques Brel catalán, “poeta de amor tierno y rabioso a la tierra y a los cuerpos”, que ha sabido fusionar la canción, la poesía y la música sinfónica con el canto a la protesta y a la libertad, ahora está en cuestión.

Han pasado demasiados años desde que el cantautor desgranaba con el viejo Siset el significado de la canción bandera de su amplio repertorio. “Siset: ¿No ves la estaca a la que todos estamos atados? Si no conseguimos liberarnos de ella nunca podremos andar”. Así decía hace ya más de tres décadas y así era la frase dentro del contexto histórico y de la España de aquellos años en la que nacía una democracia tras cuarenta años de dictadura.

Aquel Llach que nos levantaba de nuestros asientos cantando a la libertad. Sí, había que liberarse de la estaca. Al viejo Siset se lo llevó un mal viento y Llach siguió cantando la vieja canción: Cae, cae, cae... tomba, tomba, tomba... y seguimos aplaudiendo, y nos siguió dando un vuelco el corazón.

Es innegable que en su mochila lleva un compendio de lucha por una sociedad libre de ataduras y de autoritarismos, y es de agradecer que su larga carrera artística y comprometida lo haya llevado a buscar el compromiso político que la democracia le permite, pero decir que el nacionalismo es una teoría y una praxis de liberación colectiva, que es mucho más que un sentimiento, desde mi opinión lo ha llevado a un puerto muy pequeño, pequeñísimo, y muy distante de aquel que cantaba la libertad y la universalidad. Envuelto en la bandera del nacionalismo, ha reducido el horizonte colectivo y sentimental a una cuestión de trincheras y de insumisión. El disco cambió hace mucho tiempo, ahora retirado de la música (una pena) desde hace una década, sentado en su escaño del Parlamento Catalán y representando a aquellos que unidos por el sí para la independencia de Cataluña (JxS), parece más un náufrago autoperdido en una coalición independentista conviviendo con gente a la que nunca votó y nunca votaría. Según sus propias manifestaciones, “se siente partícipe del movimiento político más trascendental de la época moderna de Cataluña”, seguramente esta convicción lo ha llevado a encerrarse en un horizonte provinciano donde se lucha cuerpo a cuerpo y se esconden del fuego enemigo del otro. Su clara trayectoria de hombre comprometido y arriesgado no le autoriza a amenazar a los funcionarios que incumplan con la ilegal “Ley de Ruptura” que apruebe el Gobierno catalán, olvidando por un momento que han pasado los años y es el diálogo y no la lucha, el ingrediente básico para el entendimiento de todos. ¿Quién saca ahora la estaca...? Lluís Llach nos debe a todos los que lo hemos seguido, admirado y respetado a través del tiempo, una rectificación y reconocer que se le pudo ir la pinza. No es posible que aquel que dijo: “Hago vida en común con la guitarra, ella me insinúa la música. Hago vida en común con la sociedad, ella me dicta la letra”, nos deje tirados simplemente porque en la pose de marginado se encuentre bien.