Fumatas blancas

29 feb 2016 / 16:36 H.

Las veremos paseando o viajando por las tierras de Jaén. Son volátiles columnas blancas que pretenden unir el mar de olivos machadiano con el azul limpio y brillante de los cielos andaluces. Animadas por el buen tiempo acuden a su cita con la intención de recordarnos con su lenguaje de signos el final de un ciclo agrícola en que las almazaras rebosan en sus bodegas del preciado oro líquido que, designios de la vida, habrá de terminar en cantidad importante en paises lejanos donde dejará una parte muy importante de su valor añadido. Como viene ocurriendo con esos miles de jóvenes andaluces que tras importantes esfuerzos personales y económicos también han de abandonar estas tierras en busca de sustento y de la oportunidad de poner en valor sus conocimientos. La quema de los restos del olivo, también en regresión por la lenta pero inexorable mecanización que unida a a las nuevas posibilidades de su reciclaje, permite que los árboles se renueven y preparen para afrontar la próxima campaña de aceituna. Los agricultores en su doble modalidad de propietarios y jornaleros, contemplan al unísono un futuro incierto y plagado de interrogantes donde una vez más las condiciones ambientales y estructurales dejan bastante que desear. Llamé al cielo y no me oyó, como diría el poeta , ha traido una sequía persistente que dibuja nuevos nubarrones para la próxima campaña . El suelo pide nuevos productos y nueva maquinaria cada vez más costosa y difícil de adquirir. Y el producto, más y mejor comercialización con el apoyo unánime de toda la sociedad andaluza. Lo más grave, los que han de atravesar el desierto del tiempo sin un trabajo que echarse a la espalda. Las máquinas, tan necesarias y buenas para el sector, causan efectos secundarios en este colectivo que no siempre son atajados y tenidos en cuenta por las administraciones a la hora de exigir requisitos para acogerse al siempre insuficiente subsidio agrícola que se complementa con algunos fondos para obras en los pueblos. Realidad dramática que se consolida y profundiza año tras año mientras que la mayoría nos pasamos los días hablando del sexo de los ángeles.