Hasta dónde vamos a llegar

La tradición de la Pava de Cazalilla vuelve a los telediarios, porque está prohibida por la autoridad y hay enfrentamientos >> Es una tradición, que no reviste crueldad animal (dicen que sí hay estrés ‘pavuna’) >> Me alegro de que se tirara y todo saliese bien

05 feb 2017 / 10:54 H.

Hay quienes buscan notoriedad siendo ejemplares machotes y hay quienes la buscan haciéndose los más sensibles del mundo, también vale la expresión en femenino, singular y plural. Entre los extremos siempre está la virtud de la medianía, el centro o simplemente coger lo bueno que toda alma atesora y desechar la radicalidad. Y la Pava de Cazalilla ha caído en la radicalidad y la provocación de quienes estando en contra de cualquier tipo de maltrato animal se manifiestan para impedir que se ejecute una tradición que ya quisieran muchas de las que aún perviven ser de blanda como esta. Frente al asalto al pueblo de foráneos que gritan, quienes de lo suyo hacen bandera y no atienden a razones y tampoco eso es cuestión. En medio la Guardia Civil sofocando afrentas, pero de verdad, hasta dónde vamos a llegar, ¿tan cruel es?

La noche del viernes, mismo día de la Pava de Cazalilla, que fue noticia en todos los telediarios, echaban en la tele en un conocido bar de Jaén un combate de boxeo extremo donde todo vale, hasta dar codazos en la cabeza del contrincante mientras está en el suelo noqueado. Bar lleno, niños de un lado para otro y también viendo el dantesco espectáculo, con unos padres entusiasmados en cómo acabaría, en quién le abriría la cabeza al otro, para qué darle vueltas a decirlo sin que ofenda. Valga de ilustrada imagen que la lona del cuadrilátero, blanca, estaba llena de sangre. Repito, bar, tele, miles de espectadores en directo y millones a través del canal, lo cual da muestras de lo salvajes que somos. Dicho esto y aunque me tachen de demagogo y también de oportunista, el caso es que esa muerte en vida de dos tíos sin nariz y con sangre a borbotones por las cejas (y las orejas) no está siendo vetada, ni requerida su prohibición, ni hay miles de firmas que reclamen humanidad, qué cosa más sencilla; no, jaleamos, pluralizo y me incluyo, cosas inverosímiles e indecentes porque ya se vienen haciendo desde que éramos neardenthales y una tradición tan blanda y bucólica como la de la Pava, la señalamos... Me alegro que se tirara la pava, no sé si me multarán por decirlo.