Hay deberes ineludibles

28 ago 2018 / 11:20 H.

En unas declaraciones recientes, la señora presidenta de la Junta de Andalucía se lamenta de que hay demasiada gente a la que le falta ‘sentido de Estado y pensar en España por delante de sus intereses’. Esta certera afirmación de la primera autoridad de Andalucía, es la constatación de una realidad incontrovertible que indica hasta que ínfimo nivel se ha degradado en nuestra democracia el concepto de servicio público, noble tarea a la que deberían dedicarse con honradez y eficacia todos los cargos que ejercen la representación ciudadana. Es posible que este hecho sea un síntoma más de la decadencia de una sociedad, la nuestra, que parece no tener fuerza ni interés alguno en defenderse de los continuos ataques que hacen peligrar su estabilidad y supervivencia futura. Este concepto patrimonial del ejercicio del poder que se ha extendido entre la clase política socava día a día la confianza del pueblo en la calidad de nuestra democracia. Pero siendo grave esta situación todavía podría existir alguna esperanza si no se repitiesen día a día otros hechos aún más graves que muestran cómo la sociedad española parece estar desarmada e impotente ante los ataques que recibe desde todos los frentes. Se podría afirmar sin caer en la más mínima exageración que vivimos en una sociedad herida y decadente que todavía es una democracia formal en la que la ley sólo la respetan aquellos que no tienen más remedio, mientras que todos los demás hacen de ella mangas y capirotes. Y voy a darles algunos ejemplos que suceden y a los que nadie pone remedio, si siquiera el Gobierno de la Nación. Un país que no defiende su integridad es un país herido de muerte. Cada mañana las noticias nos sirven una nueva ración de desprecio a nuestras fronteras, que están ahí para ser defendidas por quien corresponde. Y en modo alguno se defienden permitiendo que grupos de inmigrantes armados de cal viva, excrementos y demás armas suficientes para herir y conseguir el propósito de entrar en el territorio nacional por la fuerza, ataquen a las fuerzas de orden público asaltando las vallas fronterizas, y todo ello sin autorizar a los guardianes de nuestra tierra a defender y defenderse ellos mismos con las armas que sean necesarias. Esa dejación de funciones y soberanía tiene un precio muy elevado, porque se producirá un incremento de las posiciones xenófobas entre toda la población que será muy difícil de manejar. El problema de las migraciones ha de resolverse a nivel global dado que sus raíces y causas también lo son, la injusticia y la desigualdad social se han de erradicar en las sociedades de origen para que el desarrollo haga posible vivir en ellas de una forma aceptable y digna. Esa meta se podría conseguir con la ayuda de los países desarrollados pero esa solución ni se contempla. Y volviendo al tema de defender la integridad, existe otro problema interno que es necesario afrontar y resolver. Se trata de la desafección identitaria de algunas autonomías en las que una parte de su gente dice no sentirse españoles y desearían ser independientes. Y ahí los tenemos abriendo embajadas para desprestigiar al país, dando golpes de Estado, oprimiendo a los que se resisten a sus designios, ocupando los espacios públicos, gastando el dinero de todos en fomentar su delirio, acosando a jueces y fiscales sin que el poder ejecutivo les defienda, manejando las riendas del gobierno central, al que tienen maniatado y dice que aquí no pasa nada, y saltándose a la torera la Constitución. Y al final, a los golpistas no les pasa nada. Y mientras tanto nuestro dilecto Presidente del Gobierno, que dice ser socialista, y de eso en mi modesta opinión y parvo conocimiento muestra más bien poco, o al menos así lo parece, se dedica a reunirse con su gabinete y pensar en el reto demográfico derivado del envejecimiento español y en el éxodo rural. Hay temas urgentes que solucionar señor Sánchez, y si no se siente capacitado o no tiene usted interés en ellos, debería convocar elecciones e intentar ganar en buena lid, por respeto a sus votantes que lo merecen y de esta sociedad en su conjunto que necesita un poco más de atención a sus problemas y desde luego debería contar con un Gobierno que pueda trabajar por el bien común sin tener tantas ataduras con los independentistas y demás compañeros de este extraviado viaje.