Tres no, por favor

19 jun 2016 / 11:09 H.

Una de las posibles consecuencias de la segunda intentona electoral del próximo domingo es que los resultados se calquen y las mentes de los dirigentes sigan obtusas, lo que daría lugar al bochorno de hacer bueno el refrán de que no hay dos sin tres. Es de esperar, pues, que la sensatez se imponga y de no haber cambios sustanciales tras el escrutinio, la razón esté por encima de la desmedida ambición de poder que salta a la vista contemplando la escasa visión de estado de la que nuestros dirigentes hacen gala. Un nuevo retraso nos equipararía a países que entraron en ese bucle y originaron a sus ciudadanos desazón, inquietud y más alejamiento aún de su clase política. Unido ello a la adversidad económica el panorama sería desolador. Y por si fuera poco, el fantasma del hartazgo en forma de abstención planea sobre el horizonte. Horas decisivas nos esperan y llamar a participar es, cuando menos, una obligación moral. Y hora se aproxima también de que todos entendamos que al terminar el periodo de las mayorías el entendimiento y los pactos sobre bases programáticas comunes será habitual en adelante. Tal vez por ello en el debate a cuatro de días atrás los cuchillos pincharon pero no hicieron mucha sangre. Llega la hora del juicio y la cordura.