Fama

19 nov 2017 / 11:22 H.

Nuestro querido don Antonio: El tema de hoy lo conoce. Según un estudio, el setenta y cinco por ciento de los niños españoles aspiran a ser ricos y famosos. Bien podría estar la fama, adquirida tras un arduo esfuerzo, sazonada con constancia y decorada con la ilusión de mejorar, pues así la fama es más sensata, aunque no queda exenta de caer en las garras del ego. Pero como la fama se nutre de los otros, y sin los otros no hay fama, en esta terrible dependencia el famoso baila en la cuerda floja de sus lábiles apetencias. Comentábamos, la hija de Francisca y yo, qué difícil ha de ser vivir con la fama. Pero todo depende de cómo se encaje. Si la encajas mirándote solo a ti, creemos que te adornarán el orgullo y la vanidad, y una vida ordenada solo hacia ti, que no es sino vida desordenada. A nuestro juicio, solo la caridad hacia Dios y hacia los demás llena el alma, con lo que, bajo esa premisa, si nosotros fuéramos famosos, lo que trataríamos de hacer es vaciar nuestra alma de ego para poder llenar a los demás, caminando así de la mano fama y caridad; y si se gana dinero, influencia o poder, aprovecharlos al máximo para el bien común, y si no, pidámosle a Dios que nos libre de la fama.