Inesperado Trump

29 ene 2017 / 11:07 H.

Tenemos sentimientos encontrados: amor-odio con los Estados Unidos de Norteamérica. Los españoles sentimos una admiración basada en la publicidad subliminal que desde niños mamamos. Dirigen la potente industria del cine, que nos tiene admirados desde hace casi cien años, y todo el imperio de bebidas, vehículos, música, pantalones, etcétera. Esto mismo, junto a la potencia de su maquinaria militar hace que cierta queja, envidia y animadversión venga anidando en los españoles desde 1892. Ahora, la llegada de Donald Trump, la rotundidad del personaje, su lenguaje llano, directo, casi obsceno; visualiza y acelera lo más pesimista del español contra la tradicional supremacía americana. No esperábamos este resultado electoral en España. Acostumbrados a la dulce normalidad-inmoralidad del “establishment” de los Clinton, a la generosidad de un electorado que ha permitido que Obama —el primer hombre de color—, llegue al más ilustre cargo del país, parece que nos bloquea este Trump. Existen dos argumentos para la tranquilidad: que allí no recordamos dictadores y la grandeza de los contrapesos de su democracia. Aquí Trump nos deja sin palabras, preocupados por las suyas.