¿Intermodal? No, gracias

14 mar 2016 / 09:20 H.

El traslado de la estación de autobuses, hoy, su simple planteamiento, es un atropello, un insulto y un desprecio absoluto hacia la inmensa mayoría de las actividades económicas del casco urbano de la capital de Jaén. Este proyecto, pura y dura especulación, (en este pueblo grande que aspira a ser ciudad —sin modelo—), supone la puntilla definitiva para un gran número de comercio tradicional; más desintegración del casco histórico de la capital jiennense y un tirón (otro desplazamiento más sin otro sentido que el favorecimiento de unos pocos) de la misma hacia abajo. Ello, con los correspondientes riesgos que supone para la población en servicios e infraestructuras municipales de un ayuntamiento en quiebra técnica que no cubre igual por igual dichos servicios en las distintas zonas urbanas, así como la generación de añadida dificultad en movilidad ya que en este sentido habrán de dotarse las nuevas zonas en detrimento de las ya existentes.

Ejecutar este proyecto supone ir en contra de los vecinos que habitan esta capital cateta a cambio de favorecer los intereses minoritarios de amigos y grandes corporaciones y empresas que seguirán subyugando a la gran mayoría de ciudadanos y condenándolos a una maltrecha economía que romperá gran parte del escaso empleo estable y de calidad de esta capital de provincia gobernada por aprendices de políticos con máster de sátrapas que solo miran su ombligo. ¿Se han preguntado qué será de los comercios y bares, de las oficinas y consultas médicas, de otros negocios que están viviendo en gran parte del flujo de viajeros que genera a diario la estación de autobuses?

Este atropello, un disparate municipal, conlleva mover, sin criterios que puedan defender el interés común de la mayoría, un Sistema General Dotacional de la capital de Jaén para otra vez más favorecer la especulación civil costeada a través de lo público. ¿Perderá la capital otro espacio público, el terreno donde hoy se ubica la estación, para pasar a manos privadas? Jaén es triste veterana en este tipo de movimientos realizados por el ayuntamiento desde mesas comensales o de despachos civiles que niegan la legitimidad soberana de debatir y decidir primariamente a las mesas de las instituciones municipales. En las retinas de los jiennenses aún permanecen casos de infraestructuras y otros como: Teatro Cervantes, antiguo campo de futbol de la Victoria, desdoblamiento de la carretera de Córdoba, construcción del subterráneo de avenida de Andalucía-Ruiz Jiménez, autovía Jaén-Mancha Real, ampliación autovía hasta Martos, tranvía de Jaén, Consorcio de Transporte Metropolitano Área de Jaén... (Quienes mandaron, durante sus ejecuciones, saben perfectamente de estos proyectos, saben realmente a que obedecen). Ahora bien, es cuestionable y, cuestiono, este tipo de comportamientos que sirviéndose de lo público buscan el favorecimiento de esa minoría de la especulación que deteriora gravemente la vida de la mayoría de las personas que viven en la capital ya que una vez más verán mermar la calidad de los servicios públicos que, por derecho le corresponden, pagan a través de sus impuestos.

Igualmente, es retorcido, maquiavélico vaciar el casco urbano (zona centro) de viandantes (potenciales clientes del comercio de la zona) para llevarlos al nuevo centro comercial que se pretende construir en Vaciacostales o las Lagunillas. Si esto se acaba materializando será una indecencia que convertirá en indecentes a las personas que ostentan cargos en la vida pública a través de la política y sus respectivos partidos. Hay que desenmascarar a los falsos políticos de este Jaén y “echarlos a gorrazos” de las instituciones públicas porque desde sus cuestionables actuaciones le están complicando la vida a miles de autónomos y trabajadores de la capital así como a los comprovincianos que acuden a la capital desde los autobuses de línea que a diario hacen sus recorridos que los traslada desde las distintas poblaciones hasta Jaén. Para concluir diciendo ¡no al traslado de la estación!