Invernalia

21 may 2018 / 10:01 H.

Aún recuerdo con nostalgia esa chaqueta que mi madre, antes de emigrar de casa (forzosamente, como mandan los cánones de la juventud), se empeñó en comprarme. De entretiempo decía, pobre e ilusa ella. De entretiempo. En Jaén... de entretiempo; aún permanece impoluta e impertérrita, con sus etiquetas, en el armario sin estrenar. “Entretiempo”. Como dice El Creata, aquí hay 4 estaciones, verano, invierno, la de tren y la de autobuses. Y todas con viento (lateral) racheado: si está nevando, nieva de lado, así llueva, llueve de lado, y si hace sol, te tuestas de lado, ni a las 12 te pones debajo una sombra que te cubra. En Jaén hay dos opciones: bermudas o pellizas, no hay más, no existe el famoso término medio, ni la escala de colores, o calefacción o aire acondicionado, caldito o cerveza fría, te tuestas o te congelas. Y punto. Porque en Jaén somos así de radicales. Lo mismo apañamos una estación nueva, “intermodal”, ahora que parecen haber limado asperezas los que tan cercanas las tienen para aparentar distancia (no vayamos a votos): la del tranvía. Allí abajo, donde azota el viento. Y no deja títere sin cabeza. En Jaén, por supuesto. En nuestra tierra, donde solo hace frío o calor. Ni “pa” ti ni “pa” mí. Cero grados.