Jaén merece más, todo y más

Hubo un tiempo de resignación y de victimismo, con lo cual los gobiernos, fuesen del color que fuesen, miel sobre hojuelas; después nos dimos un chute de autoestima y dijimos que qué bonita era esta tierra y qué bien nos lo pasábamos, pero tampoco es que hiciésemos nada especial para salir del pozo en el que estábamos. Ahora, tiempos nuevos y venideros que tuvieron su origen en el 15-M y todo lo que se fraguó con ese movimiento ciudadano espontáneo, las cosas son distintas, nada está escrito, tanto que el todo es nada y de la nada pueden surgir cosas que derriban estructuras y establishment. Ha pasado en otros lugares de España y de Andalucía, ahora se fragua vigoroso un movimiento que para llevar en volandas a la sociedad se denomina efectistamente “Jaen merece más”. Claro que sí, Jaén se merece más, todo y más.

Todo lo que le han quitado, todo lo que no le han dado, todo lo que le deben, todo aquello que nos permita salir de la cola del paro, de la cola en renta per cápita, de la cola en inversiones, de la cola en infraestructuras, de la mismísima cola de oportunidades de desarrollo y progreso para quienes ahora habitamos esta tierra y las generaciones venideras. Todo esto y más, claro que sí, más, porque llegó la hora de Jaén, que Jaén no se va a callar más y la deuda histórica que Sevilla reclamó a Madrid en tiempos de ignominia y bochorno político ahora nosotros la reclamamos insistentemente, vehementemente, necesariamente, a unos y a otros. Jaén no se parece en nada a la Jaén de hace 30 años, claro que no, faltaría más, pero ese cambio que fue parejo algunos años entre provincias hermanas, poco a poco fue dando paso a un aislamiento para Jaén que tiene su mejor botón de muestra en el ferrocarril y ustedes saben lo que cuesta comunicarse con Madrid. Desde hace lustros vemos cómo las demás caminan, pasito a pasito al frente, más lento todo por la crisis, pero Jaén da los pasos hacia al lado, con lo cual la distancia se hace aún mayor. Jaén merece más, si así lo cree, demuéstrelo el sábado que viene, salga a la calle y grite en silencio. O alzando las manos.