La Ciencia en Jaén

30 abr 2016 / 10:39 H.

La ciencia, la tecnología y la innovación son factores esenciales para el aumento de la riqueza y del bienestar de la sociedad. Por eso, es cada vez más importante que los gobiernos diseñen políticas adecuadas para fomentar la producción de nuevos conocimientos y la aplicación de éstos en el sistema productivo y los servicios públicos, sin olvidar fomentar las humanidades en la educación y reforzar la ética tanto en el sistema productivo, como en la sociedad y en la investigación. De hecho la innovación es un factor clave para la mejora de la competitividad, a la que puede contribuir mediante la provisión de nuevos o mejorados productos o servicios y, a través de su producción, mediante procesos nuevos o mejorados, que añaden valor, incrementando la demanda o la productividad. El alto grado de interacción entre las políticas universitaria, científico-tecnológica y de innovación hace imprescindible abordarlas desde una perspectiva integral y en estrecha articulación, pero preservando sus singularidades. Conviene en todo caso distinguir dos niveles o tipos de políticas: las políticas orientadas a fomentar y potenciar las actividades de I+D y las políticas orientadas a incentivar y potenciar la innovación. La articulación entre ambas no ha de hacer olvidar que son políticas diferentes en cuanto a sus objetivos propios, sus instrumentos y sus tipos de actuación. Las políticas orientadas a potenciar la innovación en el sistema productivo no solo afectan a las actividades de I+D, sino a otros muchos tipos de actividad, y son mucho más complejas y polifacéticas que éstas. Por otra parte, debemos ser conscientes de que la calidad de vida que disfrutamos en la actualidad se apoya en la Ciencia y los descubrimientos científicos. Pero no podemos olvidar que todos estos descubrimientos son solo una pequeña parte visible de muchos descubrimientos previos, realizados en algunos casos, decenas o centenares de años antes. Es imposible saber hoy qué descubrimiento puede suponer un cambio extraordinario en unos años. Por ello es fundamental el mantenimiento promover la investigación básica. Y ello sin perjuicio del apoyo de aquellas investigaciones más directamente relacionadas con la realidad económica y local del medio circundante. Debemos retomar la senda de la modernización hacia la nueva economía, bajo criterios de competitividad y sostenibilidad. Esta modernización, en torno a ese nuevo paradigma: desarrollos basados en el conocimiento, en la innovación y el emprendimiento, que solo será posible invocando la combinación efectiva de eficiencia con equidad, crecimiento verde, inclusión y protagonismo de la toda la sociedad. No basta con apostar por grandes proyectos e instalaciones o por liderazgos tecnológicos fuertes en la gran empresa, hablamos de una nueva cultura empresarial globalizada que se mueve allí donde aparece conocimiento e innovación. En ese cambio, el papel de la Administración pasa por definir los elementos de una política industrial moderna e innovadora en sí misma, basada en medidas que dinamicen y acompañen a las inversiones privadas y que sean selectivas, dirigiéndose a los sectores de carácter más estratégico.