La cuadratura del círculo

12 jun 2016 / 11:23 H.

Las objeciones simplistas a la clase política, atribuyendo a la misma la situación de desgobierno que padecemos son ciertas pero sólo en parte. Alguna reflexión habría que hacer sobre cómo se conforma la voluntad popular y el sentido del voto. Los criterios, en ocasiones, se nos ofrecen en las redes sociales sobre líderes y problemas pendientes de resolver son de una superficialidad y simpleza que solo los justifican las espontaneidad, la frescura y la juventud de quienes los emiten. Tal vez, sea preciso recordar que, históricamente el pueblo con sus votos y democracia también se ha equivocado y, aunque de forma inconsciente, se han habilitado los más espantosos genocidios.

No es ocioso reclamar reflexión, mucha reflexión sobre el voto que se presta. Porque cuando el resultado de una elecciones configura un cuadrado cuyos vértices son absolutamente irreductibles ¿Qué debe de hacer el responsable político de turno para configurar el circulo de la gobernabilidad?.

Creo que, imbuido del exigible espíritu de solidaridad y sentido de Estado, ceder en aquello que pueda ser objeto de cesión, pero nunca renunciar a sus más profundas convicciones esculpidas a la sombra de una ideología que, durante décadas, ha vivificado su pensamiento y su vida. Dicho de otro modo, los pactos, alcanzados sin matices, incondicionalmente o con el único propósito de conseguir una investidura no son operativos. Véase el supuesto catalán respecto del partido anticapitalista CUP, introduciendo palos en las ruedas de Puigdemont. Si eso es hacer los deberes, que venga Dios y lo vea.

Lo dicho no exonera de culpabilidad a varios de los personajes políticos que pronto elegiremos, los cuales, en lugar de irradiar claridad y coherencia en sus potenciales votantes, inundan el patio con incongruencias, con falsedades ideológicas, con palmarias contradicciones, como es el caso de la indebida apropiación de etiquetas.

Que uno de estos partidos se declare ahora socialdemócrata, ni aún en clave de periodo electoral en el que tantas desmesuras se cometen, resulta admisible tal apropiación. Los realmente socialdemócratas hubieron de soportar en su día una dolorosa travesía para orillar el marxismo y decantarse por un socialismo democrático, que concilió voluntad redistributiva y lealtad institucional, por considerar al Estado de Derecho un marco irrebasable para sus aspiraciones de justicia social. En eso consiste la moderación socialdemócrata y las diferencias con otras izquierdas, dentro de las que cabe entender se encuentra la coalición Unidos Podemos. Dentro de días, veremos.