La historia como reclamo y palabra

Es un gesto, pero qué bello gesto el del Ayuntamiento de Sorihuela del Guadalimar que salda su deuda con los pueblos que le ayudaron a independizarse allá por 1596 >> Hay dañinos localismos también, por eso la unidad es convivencia y progreso

04 nov 2018 / 11:18 H.

Ha sucedido esta semana un hecho singular, que por inesperado e inaudito cobra aún más fuerza, si cabe, moral, por lo de ejemplarizante que es en estos tiempos de mirar hacia otro lado. Me refiero a Sorihuela del Guadalimar, un pueblo de El Condado, que acaba de saldar la deuda en reales y maravedíes que en 1596 contrajo para independizarse de Iznatoraf con los pueblos de Santisteban del Puerto, Jódar, Torreperogil, Huelma, Villargordo, Ibros y Villacarrillo. La historia está para lucirla esplendorosamente y, si se da el caso, para ajustar las cuentas que haya que ajustar y saldar los compromisos adquiridos. También tiene la historia un mucho de reclamo turístico y Jaén está llena de bellas historias, da igual el rincón que visites, que merecen la pena saborearse. Historias maravillosas como la solidaridad entre pueblos para ser libres. Sorihuela y su alcalde han hecho historia rememorando la historia y como son gentes de palabra, generaciones posteriores de sorihueleños saldan su deuda, la deuda contraída para ser libres. Qué bello gesto el de siete pueblos de Jaén que acoquinaron los dineros necesarios para propiciar la independencia de Sorihuela del Guadalimar. A eso se le llama solidaridad, ejemplo de amistad entre hermanos, compañerismo municipal en grado extremo y mano tendida para ayudar a quien lo necesite, también en términos puramente burocráticos. No hay que rebuscar para encontrar ejemplos de lo contrario, de cómo nos escaqueamos para no cumplir ni con nuestra palabra ni con los papeles que rubriquen lo que debemos. Es por ello que la bella historia que ha rescatado para su pueblo y para toda Jaén, el alcalde José Manuel Leal, debe encumbrarse como síntoma de los tiempos que nunca debieron irse, que dañino localismo lo hay también a nivel de ayuntamientos y de pueblos, de cómo los grandes fagocitan y atrincheran a los pequeños y cómo algunos pequeños resulta que hasta rechazan mancomunarse con medianos. Ver a alcaldes unidos y reclamando cosas en común es un sano ejemplo de convivencia ciudadana. Y de progreso.