La imposición de la libertad

27 may 2016 / 17:00 H.

En esta época en que hablamos de libertad como paradigma, como dogma. En esta generación mía en que la libertad es obligatoria y nos obligan a ser libres, reflexiono sobre cómo la obediencia voluntaria es la forma más sublime de libertad. Sí, me explico. Cuando pudiendo disponer del libre albedrío uno decide voluntariamente obedecer es cuando hace un ejercicio completo de lo que se constituye en “la elección de ser libre”. La imposición de la libertad sin cuestionamiento ni sacrificio, es en sí misma una condena a la esclavitud dictada por una norma. La obediencia requiere de un proceso de reflexión y de decisión de si acatar o no la norma, va a revertir en nuestro beneficio. Desde este prisma, disponemos de libertad de acción. La libertad sin motivación, sin fin, es quimera, es engaño, es anarquía. La historia de la libertad, se fundamenta en la obedediencia. Y uno es libre cuando la obedeciencia nace de la reflexión, así se hace voluntaria: abandonas el rebaño de libres por imposición, para acatar la norma que has elegido. Y en estas cosas pienso mientras pienso en las croquetas que tengo que envolver.