La realidad de la calle

07 oct 2017 / 10:56 H.

Jaén está en forma. Los ciudadanos toman la calle y no solo en San Antón. Aquí se madruga un domingo para inscribirse en una carrera que agota los dorsales en un día. De momento, por lo tanto, se puede colegir que Jaén se levanta, luego lo de la bravura, de Miguel Hernández, es cuestión de interpretaciones y del cronómetro en la meta. Se suceden las manifestaciones de jiennenses que relatan en pancartas los agravios del día a día, pero se tiene la sensación que la carta nunca tiene el remite bien puesto. Destinatario desconocido. Nadie se da por aludido y, en todo caso, miran a la bancada contraria para eximir culpas históricas. Contra el paro, una sanidad que no sea menos, Andalucía libre y la Humanidad. El peligro es que los jiennenses estén más en forma cívica que su clase política. Es decir que los políticos vayan por detrás de los ciudadanos a los que sirven. Con la lengua afuera, la cara enrojecida y la respiración entrecortada por esos kilos de más, propios del sedentarismo orgánico. El CES Local desmenuzó en su último informe la inversión que llega a la capital de las distintas administraciones en función del parámetro ciudadano/año... y te entran ganas de empadronarte en Cádiz (517) —“lo siento pisha no to er mundo puede ser de Cai”— o en las apuestas seguras de Málaga (474) o la Sevilla “de mi arma” (453), en función del gusto de cada cual. Jaén es la segunda capital de provincia andaluza que menos dinero recibió en 2016, unos 323 euros por criaturica, aunque distanciados de nuestros primos de Almería, con 280 euros. Pura convergencia andaluza, en el debe de Junta y Gobierno. Y como las desgracias nunca vienen solas, los números acaban dibujando el bodegón de esta ciudad en la que el Ayuntamiento invierte por vecino unos raquíticos once euros al año. Tributamos de primera, pero luego el Consistorio nos invita al cine de barrio, con palomitas y refresco de marca blanca. Ser la entidad local que más gasta en personal de las ocho capitales andaluzas tiene sus contraindicaciones. Quizá el edil del ramo debería exigir a la Junta algún tipo de ayuda para el mantenimiento de empleo como empresa puntera que es el Consistorio. El 45% de los gastos del Ayuntamiento de Jaén se destinan a la partida de personal.

Puestos a maquillar la realidad hasta hacerla increíble, los resultados del paripé refundacional de la Cataluña independiente se cocinan a fuego lento. Dando por hecho los excesos de la barra libre del censo universal, después de la resaca, alguien con la mente despejada tendría que haber cuadrado los números. A estas alturas del recuento, los datos no coinciden con el avance de un Gobierno que todo le pilla en la calle. Azarosa la coincidencia temporal del anuncio de cambio de domicilio fiscal de bancos y empresas multinacionales con el criterio (ahora) del consejero de Economía de no tomar decisiones unilaterales y la constatación, según Mas, de que no están preparados para la independencia total. O sea, a la carta, en cómodos plazos, habría que tomárselo a risa si no fuera asunto tan serio como para dinamitar la convivencia. En ese plan formal interrumpió la programación el Rey Felipe que dejó las buenas intenciones navideñas para otra ocasión y lanzó un mensaje que tenía destinatario único: Carbón para Puigdemont. Defraudó a quienes pensaron que era un mediador de la ONU y no un garante de la Constitución que le da trabajo y le cobija. Esa Barcelona plural y mágica, de hace unas primaveras, es la misma que le grita fascista en el portal de su casa a la directora de cine Isabel Coixet. Ver para llorar. Cuando sacamos nuestros demonios de paseo no hay monstruo imaginario que pueda competir con ellos. Una de miedo.