La vida es un naufragio con salvavidas

27 may 2018 / 12:28 H.

No hay verdad ni mentira, todo depende del cristal con que se mira, si acaso algunas certezas indivisibles y que asumimos como rezamos el Padrenuestro, los malos deben estar en la cárcel, los buenos haciendo el bien, y con la cabeza alta, que parece que ahora hay que pedir perdón por todo, hasta por ser feliz. “La vida es un naufragio, pero no hay que olvidar cantar en los botes salvavidas”, decía Voltaire, uno de los ‘padres” de la Ilustración francesa, ese periodo que elevó el conocimiento y la razón a lo más alto de la condición humana. Esta semana es de canto especial para el “señor Jota” por la sentencia del “caso Gürtel” no tanto por el hecho de la confirmación de la ignominia zarrapastrosa de la corrupción generalizada, que también, por vomitiva y desterrable, como porque a un jiennense unos jueces le han devuelto su honor cuando otros lo mandaron a los leones.

Hay sentencia y Baltasar Garzón debería ser repuesto de inmediato de juez, le hicieron un cacería, lo tiene clarísimo el “señor Jota”, y de esa emboscada de traiciones y favores políticos ahora despertamos con aquellos actores con las manos están llenas de inmunda inmoralidad. De pequeños nos enseñaron que este tránsito terrenal es de lucha y briega y es lo que ha hecho estos años Garzón, seguir la senda de la honorabilidad mamada de sus ancestros. Enfrente, el aparato del Estado que a cuentas de unas escuchas en la cárcel de los malos con sus abogados, arramblaron con su dignidad, lo intentaron al menos y consiguieron apartarlo de la Judicatura con una sentencia mezquina y reprobable. Ni verdad ni mentira, lo tiene claro “el señor Jota”, valentía y humildad, honradez y responsabilidad, es lo que deberíamos exigirles a nuestros gobernantes, de forma permanente y sin atajos, que la decencia es algo grande que algunos se están cargando para hacerse ricos y, lo que es más sangrante, creyéndose que nos chupamos el dedo. “Ser bueno no es sinónimo de ser idiota, ser bueno es una virtud que algunos idiotas no entienden”, frase antológica del cantante jamaicano Bob Marley que viene como anillo al dedo, igual que esta otra: “No confíes en las personas cuyos sentimientos cambian con el tiempo, confía en las personas cuyos sentimientos siguen siendo los mismos, incluso cuando el tiempo cambie”. De veletas y chaqueteros estamos hasta arriba igual que de cambiantes opiniones, no de otra forma se puede entender para el “señor Jota” cómo quienes cambiaron la faz de la plaza de Santa María critiquen ahora que se haga un espectáculo deportivo ahí; del revés también, cómo quienes derrocharon jauría política porque se dejó libre de cualquier obstáculo ahora digan lo contrario. “El problema con el mundo es que la gente inteligente está llena de dudas mientras que la gente ignorante esta llena de certezas”, apreciación oportunísima del escritor americano Charles Bukowski. En fin, no hay otra para seguir por la senda de la felicidad que lo que dice Borges: “Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”.