La voz de las invisibles

06 mar 2017 / 10:46 H.

Solo quedan cuatro, de las ocho mujeres que iniciaron una huelga de hambre hace más de 15 días. Es su estrategia de acción y resistencia, como haría cualquier grupo oprimido en cualquier parte del mundo. Ponen en riesgo su vida para salvar las vidas de otras mujeres. Entre zapatos tintados de rojo que asemejan la sangre de las asesinadas y esquelas con sus nombres, colocan carteles con sus demandas. Piden que se cree un gabinete de crisis, de modo urgente, que impulse el Pacto de Estado contra la violencia machista, y que en el haya una representación de mujeres maltratadas, porque dicen que en esta materia, los políticos trabajan de oídas. Quieren ser la voz de las invisibles. Quieren que la violencia contra las mujeres deje de ser un tema solo de mujeres, y pretenden que lo haga suyo cualquier persona comprometida con la construcción de un mundo más justo. Pero aún, ningún grupo político ha recogido sus demandas, y no ocultan su decepción con la clase política, que reacciona con demasiada pasividad, distancia, indiferencia e incluso con desprecio. Y de sobra saben que el desprecio se alimenta de prejuicios y falsas creencias, que producen y justifican la violencia.