Lágrimas de cocodrilo

07 may 2017 / 10:51 H.

Cuando alguien llora con falso arrepentimiento, o quiere simular tristeza para enmascarar actos improcedentes que son reprochables, decimos que está vertiendo “lágrimas de cocodrilo”. Esta frase tiene su origen en la antigua creencia que aseguraba que los cocodrilos emitían falsos alaridos o llantos con los que atraían a sus presas para devorarlas a continuación; otras personas opinaban que los cocodrilos lloraban mientras se las comían. Los científicos, en los últimos tiempos, han demostrado que el llanto de estos animales se produce por mantener húmedos los ojos, ya sea en condiciones de sequedad por estar fuera del agua, o bien, por estar en un medio acuático con una concentración de sal superior a la habitual; también se ha descubierto que segregan lágrimas cuando comen y que las glándulas, que producen la saliva y las lágrimas se encuentran muy cerca unas de otras y, al segregar saliva, se activan los lacrimales del animal. Las referencias sobre derramamiento de lágrimas de personajes, que aparecen en la historia son numerosas, indistintamente del sexo, aunque, tradicionalmente el derramamiento de lágrimas llegó a ser una profesión femenina, la de “plañidera”. También se consideraba como signo de debilidad y por ello se atribuía a las mujeres la facilidad de llorar, mientras los hombres hacían gala de su fortaleza y resistencia al lloro. Recuerden sino las palabras de la madre del último rey moro de Granada, Boabdil, cuando, expulsado de su reino, dijo a su hijo “llora, llora como mujer ya que no has sabido defender la ciudad como un hombre”. Las últimas lágrimas famosas han sido derramadas en los últimos tiempos por la lideresa del Partido Popular, Esperanza Aguirre. Pero la opinión pública se encuentra dividida por la causa de sus lloros: Unos opinan que es por el motivo que ella adujo de haberse visto decepcionada por el corrupto expresidente de la Comunidad de Madrid, otros lo atribuyen al echar a pique su carrera política y no poder llegar a ser una Margaret Thatcher o Angela Merkel y otros a que son lágrimas de cocodrilo de cara a los simpatizantes de su partido.

Es innegable que esta señora que dice que ocupó los cargos en política por elección de los ciudadanos (a propuesta de su partido político), tiene la rara habilidad de convertir a casi todos sus colaboradores en “ranas”. Es por ello por lo que, en el futuro, teniendo en cuenta su buen ojo para criar ranas, debería montar un restaurante, que le hiciera competencia a los de Sevilla y Aranjuez que ofrecen como plato estrella el de “ancas de rana”, con el que triunfaría.