Las horas
muertas

06 mar 2019 / 11:12 H.

Tiene 82 años y hace cuatro que se quedó viuda. Modista de profesión y madre de vocación, así se define. Fue la hija de un próspero olivarero y la esposa de un recto funcionario. Es la madre de un destacado médico y la abuela de tres maravillosos jóvenes a los que solo ve en fiestas de guardar. “Hoy tampoco han venido, no me han llamado. Si supieran lo sola que me encuentro. No les digas que estoy triste, son cosas de vieja”, dice hablándole al espejo. Actualmente, en España la esperanza de vida al nacer supera los 85 años para las mujeres. De cada diez octogenarios más de seis son mujeres que probablemente vivan en soledad. Un sentimiento desagradable que surge cuando las expectativas en la cantidad y calidad de los contactos y las relaciones sociales están por encima de la realidad que se experimenta en el día a día, que afecta a la salud. La periodicidad de los contactos con los familiares y la satisfacción con la vida, son dos factores clave que influyen en aumentar o disminuir la soledad de las mujeres ancianas que viven solas. En vísperas del Día Internacional de la Mujer deberíamos reflexionar sobre este sufrimiento, la angustia de pasar las horas muertas entre cuatro paredes.