Las vallas y
el ruido de
los tambores

07 abr 2017 / 11:33 H.

No sé si ocurre como con las cafeterías de postín —están para ver y para que a uno lo vean—, pero la tribuna o carrera oficial de la Semana Santa de Jaén también tiene un poco —o un mucho— de eso. Supongo que no es un hecho distintivo de esta tierra y que sociológicamente esto pasa en cuantas ciudades instalan en su Semana Mayor una carrera oficial. Es pasarela y espacio para saludos y reencuentros, como toda fiesta que se vive en la calle. En Bernabé Soriano, las procesiones se rearman, velan más por el orden y se asiste a una especie de liturgia no escrita que prácticamente solo se da en esta calle. Por todo ello, a la decisión de colocar las tan traídas y llevadas vallas en la Carrera se le podrán buscar decenas de buenas justificaciones —de hecho, se ha intentado—, pero el saborcillo que realmente deja es que para contemplar las procesiones en esta calle hay que pasar por caja, sí o sí. Ese tufillo elitista no gusta, por poco que cueste, y demuestra torpeza. Y también mucha cara, mucha, cuando culpan de la polémica a los medios de comunicación. Tal vez sea que el ruido atronador de los tambores no les deja escuchar lo que dice la gente, o que sueñan con mirarse en otros espejos más al oeste de nuestra Andalucía.