¿Locura o despropósito?

13 may 2016 / 17:00 H.

Ala persona que escribe estas líneas, o sea yo, le gusta mucho la primavera, el tibio sol que vivifica el ánimo, caldea los huesos y alegra el alma. También, conversar y reír; pero esa risa espontánea que brota y relaja el ánimo. Le doy mucha importancia a la buena amistad, me agrada hablar relajadamente con personas afines a mí. Me gusta la camaradería, el tapeo, las reuniones familiares, en fin, la sana “juerguecilla”, con su sal y su pimienta, que nos hace brillar los ojos y expandir la sonrisa. Pero en su justa medida. Aunque puntualizando, como onubense que soy, unos días en El Rocío no es fruta que amargue a nadie. Quiero señalar con esto que mi carácter es vivir y dejar vivir. Dice una cerrando los ojos: Señor, Señor cómo está la sociedad. Sin otro remedio caemos en la absurda realidad que pisamos día tras día, con el riesgo de cambiar y avinagra hasta nuestro propio carácter. ¡Uff! Lo último oído: “tener hijos en común con varios hombres y que los críe la tribu”. Lo que representan los hijos para nosotras las mujeres no tiene nombre. Así que, después de oír esto, me abstengo de manifestar algo más y callo.