Los economistas necesarios

03 may 2017 / 11:41 H.

El panorama actual exige nuevos planteamientos en el debate de la redistribución entre bienes públicos y privados. Los enfoques ortodoxos van en la dirección contraria, desmontando sistemas fiscales robustos y de mayor nivel de progresividad. Ante tantos casos de falta de información por parte de la ciudadanía que ha llevado a situaciones tan difíciles, ¿son los economistas los que tienen que asumir esa función de información y de formación? O más directo: ¿Son los economistas capaces de comunicarse con la gente? Todo ha cambiado. Las redes sociales, Youtube, los blogs, permiten aumentar el foco y la difusión de los debates. Así, las ideas y las percepciones, incluyendo las más elaboradas y complicadas, están al alcance de todo el mundo. Por ese motivo, los argumentos tienen que ser más sólidos, más transparentes y, sobre todo, más sencillos. En estos tiempos tan difíciles, donde muchas familias están padeciendo situaciones complicadas y afrontando escenarios para los que no estaban preparados, la gente requiere explicaciones de lo que está ocurriendo actualmente. Hay un dicho anónimo que dice que “Un economista es un experto que sabrá mañana por qué no se ha cumplido hoy lo que había previsto ayer”. Pero también la sociedad, esa que requiere estar mejor informada, demanda obtener una argumentación más clara y unas relaciones causa-efecto mucho más explícitas. Estamos asistiendo en estos últimos tiempos a la aparición de economistas que tratan de hacer una labor de pedagogía que permita acercar los términos económicos, áridos e inextricables, a la ciudadanía. Dice el premio Nobel Krugman, que “la teoría económica tiene su cuota de plumíferos e incapaces, que recurren a un lenguaje complicado para esconder la banalidad de sus ideas; pero también cuenta con pensadores poderosos que usan un lenguaje especializado de la disciplina como un modo eficaz de expresar intuiciones profundas. Sin embargo, para los que no han hecho estudios económicos a nivel universitario, incluso el mejor de estos escritos resulta completamente impenetrable”.