Más gente comprometida

15 feb 2017 / 11:29 H.

El pasado domingo Manos Unidas, ONG de Desarrollo de la Iglesia Católica en España, celebró su campaña contra el hambre de este año con el lema “El mundo no necesita más comida. Necesita más gente comprometida”. Que haya casi 800 millones de personas en el mundo que no pueden comer, me parece vergonzoso; que un tercio de nuestros alimentos acabe en la basura, me parece escandaloso. Con razón, el problema no son los alimentos, el problema está en la falta de compromiso para que todo ser humano tenga acceso al derecho a la alimentación, reconocido a nivel internacional y sistemáticamente vulnerado. San Juan Pablo II denominó “la paradoja de la abundancia” al hecho de que se produce lo suficiente para alimentar a casi el doble de la población mundial actual, pero sigue habiendo casi 800 millones de personas que no pueden alimentarse. Como estamos acostumbrados a comer varias veces al día, pues nos viene un poco largo pensar en los que, con suerte, solo comen una vez diaria y en pésimas condiciones. Me gusta el recorrido que hace Manos Unidas para disminuir el hambre en el mundo: Acompañando a las personas más empobrecidas del planeta; denunciando situaciones injustas y proponiendo sistemas alimentarios más justos; y educando y sensibilizando para lograr una vida solidaria y sostenible basada en la defensa de la dignidad de las personas. Me gusta el lema de este año, sobre todo su segunda parte, porque solo desde el compromiso se puede transformar el mundo. Quizás tengamos que empezar por nosotros mismos, porque no basta solo con aportar dinero. Me gusta la gente que se compromete con las causas solidarias en defensa de los más vulnerables, porque solo desde una vida comprometida se puede acompañar, denunciar, proponer, educar y sensibilizar. Solo desde el compromiso dejamos de ser espectadores de las injusticias para participar en construir un mundo más justo y solidario. El acomodarse no es bueno, no es ético; solo con implicaciones éticas, tanto a nivel político como a nivel personal, la escandalosa lacra del hambre en el mundo y otras vergüenzas, se podrán solucionar.