Me duele Linares

12 oct 2018 / 11:56 H.

Linares, la culta ciudad histórica a través de los primigenios tiempos, ahí está Cástulo como botón de muestra, ahí está Himilce, la bella esposa de Anibal, el caudillo cartaginés que gracias a su poderío económico pudo comprar no sé cuántos elefantes para hacerle la guerra púnica a los romanos. Ahí está el amigo y poeta Padilla, cuya figura está aún por recuperar. Por cierto, ¿qué ha sido de los miles de libros poéticos hispanoamericanos donados por José Jurado Morales? Me duele Linares como la desgarradora taranta de Gabriel Moreno, o del “Cojo de Málaga”, residente de esta ciudad. ¡Ay!, tarantas de la vieja pena que ahogaban su llanto minero en las tabernas. Me duele Linares. Ha podido ser, como fue Andrés Segovia con su guitarra clásica tocada a medio mundo y parte del otro medio. La culpa del deterioro linarense no la ha tenido el “Piyayo”, sin unos políticos miopes, absortos en mirarse con demasiada insistencia el ombligo, pero dándole el culo a una tierra que merece hincarse de rodillas con halagos y flores escogidas a modo de fervorosos rezos. El pésimo momento que vive Linares no puede continuar. Los doctores de la cosa política tienen la palabra.