Mejor hacer
que decir

11 jun 2017 / 11:32 H.

Decía René Descartes: “Para saber lo que la gente realmente piensa, presta atención a lo que hacen en lugar de a lo que dicen”. Y a ello he dedicado parte de los últimos días en mis idas y venidas por la provincia. Sentado bajo la sombra de un olivo casi centenario veo cómo caen papeles, bolsas y botellas de las manos del personal, tapizando el suelo de basura. Casualidades de la vida, cae la noche y observo atónito una polvareda inmensa provocada por una sopladora, diseñada en origen para la recogida de la aceituna, que hace las veces de barrendera. Algunos piensan que el polvo y el ruido no incomodan. En otro rincón del bosque de olivos, junto a un cauce de aguas limpias y cristalinas, se apelotonan un puñado de personas con una vajilla de sucios platos, cazuelas, vasos y un gran bote de detergente; hala, a hacer del río un lavavajillas y un tapiz de espuma. Son solo ejemplos reales, y si es cierto lo que decía Descartes, valgan para saber que se piensa poco y mal; o quizá que solo seamos egoístas y nos importe un pimiento el entorno. A lo que hacemos me remito.