Memoria para el perdón

03 abr 2017 / 11:34 H.

Jaén es bombardeada, la trilita sacude y revienta hasta las piedras más profundas de la ciudad, se derrumban las casas. En las calles se anda con tristeza y temor, y en el cementerio necesitan venganza a la inhumana muerte de niños, mujeres y ancianos que no habían cometido otro delito que nacer y vivir”. Palabras desgarradas de Miguel Hernández, cronista y poeta del acontecimiento dramático del 1 de abril de 1937. El bombardeo de una ciudad de la retaguardia, experimento del nuevo modo de hacer la guerra, masacre de civiles. Muertes indiscriminadas de quienes ajenos y vulnerables viven confiados, quedando incorporados de lleno al conflicto bélico, para ser constante de terror a lo largo del siglo más violento de la Historia. Momento también en que Jaén se convierte en una sociedad arcaica, regida por lo más absurdo de la ley Talionica abriendo unas heridas muy difíciles de cicatrizar, vivas en la memoria de quienes las padecieron y de sus descendientes. Memoria colectiva, recuerdo común en esta ciudad, agriado por el tiempo y el olvido. Son 80 años, tiempo suficiente para que aflore la memoria de los que no tuvieron el derecho a tenerla, como paso definitivo para el reencuentro, para construir la reconciliación. No tenemos derecho a olvidar el mal que se ha echo a otros, porque lo que se olvida se puede volver a repetir. Necesitamos la memoria para construir el perdón.