Naturaleza y fanatismo

26 mar 2017 / 11:31 H.

A propósito del infortunado lema que un autobús (y ahora parece que van a ser varios) pasea o va a pasear por diferentes e importantes ciudades de nuestro país creo que para algunas personas ni la Ciencia ni la Historia les sirven por vivir anclados en creencias que aún admiten los intransigentes fanatismos basados en la ignorancia y en la falta de liderazgo razonable y comprensivo. De la Ciencia, los promotores de la idea del propagandístico autobús, deberían conocer que la esencia de los seres humanos es pura química y cantidad, calidad y disposición de los elementos de los que estamos compuestos, explican no solamente la variedad de razas sino también de los diferentes caracteres físicos y mentales que nos forman y conforman. Por ello se pueden entender las anomalías de personas que nacen con deformidades o con alteraciones diferentes a las que tienen la mayor parte de los individuos. Así consideramos las enfermedades desconocidas y distintas personalidades que todavía no se han investigado suficientemente afectando a un elevado número de hombres y mujeres. Todavía permanecen en mi memoria algunas anomalías de personas que se exhibían en ferias, circos y se contaban en los libros. La única explicación de la causalidad de esos fenómenos venía, en las diferentes religiones, a ser justificada como castigo de los designios divinos o mensajes de los dioses, para mostrarnos la vulnerabilidad humana. Sacerdotes y religiosos nos exigían el conformismo al mismo tiempo que nos pedían que profundizáramos en la fe dejando para otra vida cualquier estudio o solución a estos problemas. En la Historia existen casos que muestran diferencias en muchas personas. Podría poner bastantes ejemplos como es el de la monja de Úbeda, del que di noticias en la prensa y en alguna publicación histórica con el título de “La monja soldado” que el ubetense Arsenio Mendoza, ha novelado en “El caballero indeterminado”. Es el caso de una persona que nació siendo niña (hija del Corregidor de Sabiote) y profesó de monja hasta los 18 años en un convento. Cierto día al realizar un esfuerzo físico sintió un desgarro interior en sus partes íntimas y le aparecieron los genitales de varón. Tras diversas peripecias en las que la Iglesia tuvo bastante protagonismo acabó alistándose en los Tercios Españoles que fueron a combatir a Italia. Podríamos seguir narrando algunos casos documentados, antiguos y actuales, para demostrar que la naturaleza no tiene fronteras y que cuando éstas no se intentan comprender se incurre en fanatismos ignorantes e intolerantes ayudados con fondos públicos.