Nieto, hoy hablo con tu caballo

De nuevo septiembre, de nuevo el recuerdo emocionado de la ausencia de Manuel Nieto, un poeta de la esperanza, un escritor de los desemparados, un servicial funcionario que a nadie dejaba indiferente >> Sus amigos le seguimos recordando

16 sep 2018 / 11:13 H.

Ocho septiembres con tu caballo desbocado y tus amigos desamparados, Nieto, que te quisiste ir y te fuiste con un largo adiós que para la poética mundana queda tan bonito y para quienes te rozamos, pues eso, vaya putada nos hiciste, que tu ausencia se hace larga y fría, turbadora incluso, cual madrugada de casco antiguo cada vez más vacío y triste, sin remedio para la causa de la humanidad. Retomo sin las esquinas rebosantes de babosería a la que nos acostumbran los estómagos calientes de esta tierra ni tampoco con las lágrimas fáciles de quien llora mucho y muy deprisa una promesa cargada de agnosticismo, que te fuiste para siempre, que te quedaste para la eternidad. No es nostalgia, no es melancolía, es sano recuerdo de felicidad, Manolonieto, que te metiste en nuestras vidas y hiciste de nuestros sueños algo que ahí queda, con poso y para siempre, innombrable para algunos de la sopaboba, tanto como ser nosotros mismos, libres y críticos, independientes y, por qué no decirlo, inasequibles a la causa de la obediencia ciega porque sí, que tanto se llevaba y tanto se lleva. No cambiaste el mundo, pero contigo, el mundo es menos malo desde entonces. Por eso tu caballo se desbocó y ninguno de tus amigos somos capaces de embridarlo, mitad porque no queremos, mitad porque así, en su libertad más absoluta, nos recuerda cada instante de cada momento vivido contigo y en cada relincho de ese caballo imaginario que te trajiste de tu Barbate añorado escuchamos tu inconformismo y tus versos o si esa voz equina se hace música, nos vamos de inmediato al recuerdo de las servilletas en las que pintabas con pellizcos del alma alguna estrofa para una musa inconformista y siempre desamparada. Así, noche tras noche, llegaba el alba y su sonido sobrio y quieto de amanecer que tanto te gustaba. Podría, Manuel Nieto Jiménez, contarte que te fuiste en el despertar de la crisis y poco hemos aprendido de ella, también te diría que Jaén sigue hincando el pico, no sale del pozo o que la ‘titulitis’ de la que tanto te reías ahora enfanga la política... Pero recuerdo emocionado lo tuyo, ¡nada como el amor, nada como la condición humana, nada como ser nosotros mismos! ---“¿Me lo dices a mí o a mi caballo?