Nieve que sabe a poco

30 ene 2017 / 12:07 H.

Miraba estos días atrás a nuestro alrededor, me deleitaba con las imágenes de pueblos, montes, carreteras nevadas y pensaba en un Jaén mejor mientras recordaba ese refrán de “año de nieves, año de bienes”. Me gustaría pensar que es así. Deseo un Jaén mejor, más rico en lo material y en lo humano. Las nieves han tenido una vida corta, lo mismo que las buenas intenciones en esta tierra. ¿Qué nos pasa en Jaén que nos cuesta tanto prosperar? Creo que hay dos aspectos a tener muy en cuenta. Por una parte, nuestro carácter, bastante inmovilista por lo general y, por otro, y no menos importante, una discriminación histórica hacia esta provincia que se agudiza cuando los planetas que nos rigen no se encuentran alineados. Esto es, Gobierno Central, Gobierno Autonómico, ayuntamientos y Diputación. Sigo atónito en prensa y redes sociales la situación del Jaén Paraíso Interior de Fútbol Sala, el que fuera Campeón de la Copa de España. Un equipo de primerísimo nivel, que ha dado y sigue dando muchas satisfacciones y que descenderá de categoría si no cuenta con un nuevo pabellón deportivo en menos de dos años, que cumpla con los requisitos que solicita la Liga Nacional de Fútbol Sala, como es el aforo, una rampa de acceso directo y otra serie de mejoras en la atención a los medios de comunicación y aficionados. Este equipo es además un ejemplo a seguir para los jóvenes, por la difusión de valores como el juego limpio, la vida saludable, el compañerismo y algo nada desdeñable: cómo se puede llegar a lo más alto teniendo pocos medios, siendo muy humildes, a base de esfuerzo y trabajo. Ante esta situación, y con la necesidad añadida de una Ciudad Deportiva, se hace necesario que las administraciones sean capaces de unir sus voluntades, pero de verdad, no de boquilla y en los medios de comunicación, y que ejecuten. Da la sensación muchas veces de que anteponen que el partido contrincante no se ponga una medalla a que ganemos todos, la ciudadanía, que es a quienes se deben. Y mientras tanto la población se sonroja con hechos como el acaecido en diciembre. Se disputaba en la ciudad el encuentro entre el Jaén Paraíso Interior y el Inter Movistar, un partido de máxima categoría, y al paupérrimo estado de las instalaciones se le unió la falta de agua caliente que sufrieron tanto jugadores como técnicos de ambos equipos. Pero es solo una anécdota más, de muchas. Me cuentan que las instalaciones deportivas de la ciudad están de pena. No ocurre en igual medida en los pueblos, donde muchos de los municipios disponen de buenos pabellones, pistas de pádel, campos de fútbol bastante nuevos y óptimos. A nuestros jóvenes hay que darles atractivas alternativas. Y a los no tan jóvenes, ya que cada vez es mayor el porcentaje de población que practica algún tipo de deporte. A este panorama se une el pésimo estado del estadio de La Victoria. Con esto ya, como se suele decir, “apaga y vámonos”. Pero seguimos sin movernos. Aún a pesar de lo expuesto, me reitero, quiero pensar que vamos a gozar de mejor voluntad. Que las nieves pasadas nos van a traer muy buenos frutos en nuestros campos, una mayor solvencia en las arcas municipales, más holgura en las economías domésticas y maniobras de calidad y compromiso de las administraciones con los ciudadanos. Se imaginan en fechas venideras que Jaén contara con un Palacio de Deportes, una Ciudad Sanitaria, mejores comunicaciones, ya sean carreteras o trenes con otras ciudades, más y mejores centros educativos y sanitarios... ni más ni menos que otras ciudades andaluzas. Sin distinción. Sin discriminación. Al viajar a otras provincias, a otras capitales si me apuran, es frecuente que el jiennense se eche manos a la cabeza al percibir de manera explícita las sonoras diferencias respecto a nuestra querida Jaén. Y no hablo solo de las dos más grandes como son Sevilla y Málaga, sino de otras más pequeñas como Cádiz, Almería, Córdoba... Cuentan con otro brillo más propio de una capital de provincia. Con el patrimonio que tenemos, con la riqueza que tiene nuestra tierra y qué poquito la cuidamos, qué poco la valoramos. Qué nieve y que llueva, y que nuestros políticos, de una vez, se mojen, pero de verdad.