No hay manera

13 may 2018 / 11:02 H.

Algo hacemos mal, fatal. Que la mayor productora de aceite de oliva del planeta, nuestra “querida” Jaén, apenas envase un diez por ciento de su producción —el quince fue el techo— es inadmisible. Para no andar con eufemismos, debería darnos vergüenza. Lo diga Agamenón o su porquero, somos incapaces de dar pasos, tan siquiera ni en lo que somos líderes. Así nos va. Esto denota que carecemos de empresarios —diferenciar de dueños de una empresa, cosa bien distinta—, que nuestras cooperativas están a años luz de una estructura societaria lógica; y que las administraciones públicas o nada hacen o poco interesadas están en cambiar el panorama. En tiempos del Imperio Romano llegaba a Roma casi la totalidad de nuestro aceite en elaboradas ánforas y existe en la capital italiana una colosal colina formada por los cascotes de aquel trasiego. Hoy, muchos siglos después, a Italia llegan nuestras cisternas para que los empresarios italianos se forren a nuestra costa. Somos de sudar mucho, a doblar la espalda pocos nos ganan. ¿De qué sirve tanta artrosis salvo para tener una mala vejez?