No todo está perdido

05 jul 2018 / 08:09 H.

Disculpad esta veleidad: la naturalidad con la que se ha salido el gobierno de Rajoy —capítulo aparte cómo el propio Mariano ha tomado las de Villadiego, que no ha estado nada mal— podría compararse a la forma en que los rusos han infligido la derrota a la selección nacional en el Mundial, teniendo que asumir a la fuerza errores de cálculo y puntos de partida, que nunca son tan importantes como los de llegada. Antes decíamos con cierta sorna aquello de “jugamos como nunca, pero perdimos como siempre”. Pues ahora más o menos de lo mismo. En general, hacía falta oxígeno por un tubo para desatascar la situación del gabinete, y la nómina ministerial y de cargos olía a rancio, a viejuno, a antigua política, a una generación que no ha querido ver el contexto español, y que se ha aferrado al sillón mientras la inercia de la crisis ha empujado, casi sin fuerza, solo por decantación. En realidad, el PP se halla a años luz de la gente... A la selección española le ha sucedido algo parecido, porque arrastraba algunos tics que le impedían renovarse. Esclavos del sistema, a veces se hace necesario un cambio de juego, un giro en la estrategia, poner en marcha otro tipo de actores que dinamicen la situación, y más le vale al combinado nacional —aunque eso de la Roja no gusta a todo el mundo— cargar las pilas, porque de aquí a cuatro años ya estamos impacientes por ganar títulos y cosechar victorias. Bueno, sé que exagero, pero... ¿es posible jugar a otra cosa que no sea sobar la pelota sin profundidad, con verticalidad, velocidad, y marcar goles? Hay gente joven con muy buenos mimbres, capaz de sacar esto adelante. Falta una mano que sepa darle una pátina de color, o de barniz, para insuflarle otros aires. Y ciertamente algo se podría haber hecho para frenar la debacle, esa manera aburridísima de dominar y no ganar, aunque con lo que se veía venir, y la destitución de Lopetegui, parecía más bien la crónica de una derrota anunciada, y por penaltis. En el gobierno ha sucedido eso, otros perfiles que se han acogido con algo más que alegría razonable, despertando a los sectores progresistas, totalmente adormilados desde hace una década. Como consecuencia de que a Pedro Sánchez le ha salido su movimiento de perlas, la recuperación del voto del PSOE. Nadie se lo esperaba. Además, el desastroso lastre neoliberal de los últimos lustros ha facilitado el aumento exponencial de las fortunas, y la miseria de las clases populares. ¿Es posible plantear una política distinta en el panorama nacional, qué margen tenemos para poner en marcha políticas de izquierdas, potenciar la educación, proteger las pensiones y aumentar las inversiones en sanidad? La representación de mujeres ha dejado contentos a casi todos, incluso las fracciones más rancias han comprendido que es muy urgente que España lidere estos cambios profundos, acabar con la brecha salarial, y que sus estructuras institucionales den ejemplo. Hay muchísimas mujeres muy competentes que podrían hacer esa labor, cualquier labor, mujeres con sentido de la justicia, con gran preparación, currículum de sobra para demostrarlo, y oportunidades para una España diferente. No todo está perdido... Otra cosa es el fútbol, claro, porque mientras siga el deporte rey —quiero decir los clubes y las selecciones nacionales— formado solo por hombres, mejor no entrar en el asunto... ¿O sí?