Nochebuena y Navidad

En tiempo de amor, ojalá de paz, no llamemos hoy a la sección “Firmas enfrentadas”: pese a que pudiéremos discrepar una y mil veces, mi tocayo y el que suscribe compartimos el amor y respeto por la vida. Los católicos creemos que es la época más bonita del año. Celebramos el nacimiento de Jesús, que vivió y murió por nosotros. Y la sociedad lo aprovecha; porque los cristianos somos así, compartimos, invitamos a nuestras celebraciones, y vaya si aceptan, desde el calvo de la lotería al cuñado y sus gambas, desde el que trabaja duro, vende y se beneficia del consumismo exacerbado hasta la que se desnuda, campanadas mediante, para justificar su existencia. Ojalá también se unieran en ayudar a los necesitados, en ser generosos, sonreír, dedicar tiempo a la familia, en el respeto, los valores y adaptarnos al futuro sin dejar de lado nuestras ilustres tradiciones. Porque los creyentes actuales, practicantes o no, no somos excluyentes ni dictatoriales: proponemos, no imponemos. Reunámonos en Nochebuena, compartamos la comida, disfrutemos de cocinar y agradezcamos a los que lo hacen, miremos a los ojos y no olvidemos la suerte que tenemos de tener. Y de ser.