Nuestro barco

Escuché en una ocasión al que fuera alcalde de Jaén, Alfonso Sánchez, relatar cómo se fraguó la construcción de Ifeja en su ubicación actual y me llamó la atención. Más o menos vino a decir que se antepusieron los intereses de la ciudad a los partidistas. Actualmente, eso es impensable, y es una pena que lo que debería ser normal, hoy no lo sea. La política actual, sea municipal, autonómica o nacional, está podrida y quedó atrás, pero muy atrás, el pensar en el ciudadano, en el votante, en el que los ha colocado allí para que sirvan. En nuestra capital, es patético cómo, cuando unos están en la oposición, buscan y rebuscan hasta debajo de las piedras algún fallo, algún desliz, algo que publicar en redes para que la gente vea lo mal que hacen los otros las cosas. En ocasiones, dan vergüenza, y es de los peores sentimientos que puede sentir un ciudadano hacia sus representantes. No publican con la intención de mejorar, ayudar o colaborar... Eso se podía hacer en los años 70 u 80, cuando todos, fueran del partido que fueran, remaban en la misma dirección. Hoy cada uno rema en la suya, y así va el barco, flotando, pero moviéndose hacia ninguna parte desde hace mucho tiempo.