Otro 25 de noviembre

29 nov 2018 / 11:39 H.

Otro 25 de noviembre. 44 mujeres asesinadas por sus parejas y exparejas en lo que va de 2018. 972 desde 2003, año en el que se comenzó a contabilizar las mujeres víctimas de la violencia machista. Niños y niñas huérfanas y asesinadas para ejercer la violencia contra las mujeres. Esta es una realidad innegable. El 25 de noviembre de 1960 las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), “Las Mariposas”, fueron encarceladas, violadas, torturadas y finalmente asesinadas por el Régimen del General Trujillo en la República Dominicana, por oponerse al dictador y ofrecer resistencia al régimen como mujeres. Más de 30 años después, la Organización de Naciones Unidas designó el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer para concienciar y sensibilizar al mundo sobre esta lacra. Aquí estamos, aquí hemos estado, en una lucha realmente nueva ante una atrocidad realmente antigua. Miles de mujeres pintando nuestras ciudades de color violeta, en acción de repulsa y denuncia, apoyadas por instituciones y una parte de la ciudadanía, hombres también, pero al día de la fecha aún no hemos conseguido la repulsa fuerte y unánime de la sociedad española, porque al fin y al cabo esta no es una lucha del hombre, sino de mujeres apoyadas por muchos de ellos, pero no los suficientes. Lo digo así, alto y claro, no es verdad que el hombre se haya sumado masivamente a este movimiento, no es verdad que ésta sea su lucha, reconociendo que hay hombres buenos que nos acompañan, pero esto se ha convertido en el “en casa ayudo a mi mujer”. No, no se trata de ayudar, se trata de sentir y actuar, de revolverse contra algo en lo que las mujeres nos jugamos la vida, y ellos aún no se juegan nada como sociedad. Una menos: Pena, conmoción, rabia, denuncia, flores, velas ... y a los pocos días: otra menos. Así se está escribiendo esta lamentable historia plagada de dolor. ¿Por qué las mujeres no matamos a los hombres?, no será por falta de infidelidades (llamadas “cuernos”), no será por falta de maltrato, tampoco lo será por falta de igualdad de oportunidades. No sé la verdad, pero no puedo dejar de preguntármelo. ¿Será que al ser nosotras las que formamos en nuestros vientres a los hijos y les “damos a luz”; las que los amamantamos y criamos; las que cuidamos a nuestros mayores, somos más conscientes de lo que es y de lo que vale una vida? Poco se dice de esto y poco parece que se investiga al respecto. Será un tema biológico, lo será cultural, pero hasta que no se comprometan los hombres luchando activamente contra esta lacra, mientras no denuncien a los maltratadores y les hagan un cerco, mientras no sean los que desprecien y hagan el vacío a esos mal llamados “hombres”, esta seguirá siendo una lucha de mujeres. Apoyo institucional, el de los medios de comunicación, el de una parte importante de la ciudadanía, pero, “ lucha de mujeres”. En las escuelas se empieza a educar seriamente para la igualdad de derechos, no somos iguales, ni falta que hace a ninguno de los dos géneros, pero sí somos complementarios, con los mismos derechos, con los mismos deberes. La lucha por la igualdad es imparable, pero mientras las cifras canten lo que cantan, es inevitable que la desazón y la tristeza se instalen en nuestros corazones. Buscando siempre la esperanza, aquí en Jaén donde resido, la manifestación, además de las/os de siempre, estuvo secundada por cientos de chicas y chicos jóvenes teñidos de violeta, anunciando seguramente una buena nueva. Entre tanto, las mujeres: queremos seguir siendo la persistente gota de agua que horada la roca.