¿Otro PSOE?

25 jun 2017 / 11:10 H.

No lo sé. La circunstancia de que, por ahora, no se vislumbre la deseada integración entre la militancia disímil, las decisiones que rompen con criterios anteriormente adoptados se supone que con la debida reflexión, la identificación de los más capaces para gestionar responsabilidades orgánicas o institucionales con los más leales al nuevo secretario General, hace presumir que algo se está mutando en el socialismo español, distinto incluso del blindaje personal de que se ha dotado a la Secretaría General del partido.

Las palabras, escritas o habladas, como los genitales de nuestra juventud, las puede cargar el diablo, aunque las mismas provengan de una formación que se declare de izquierdas. Y ello en razón de que existen realidades políticas que, en la actualidad, son difícilmente acotables o definibles, dado que su estructura conceptual se ha venido gestando con ocasión de sentimientos diferenciadores, intranacionales y regionales, en forma de movimientos independentistas. Por ello, al menos a mí, me sorprende que del congreso del PSOE celebrado el domingo anterior salga, sin ninguna precisión o desarrollo, con un pronunciamiento respecto de España como el de “estado plurinacional” o el de “nación de naciones”. Ocurre que a quienes sin aprender demasiado hemos indagado algo en la teoría política nos viene a la memoria, el principio de las nacionalidades que formulara Mancini, a mediados del siglo XIX, según el cual “...los pueblos que, por tener una comunidad de origen, de costumbres, de legua y conciencia de esa unidad, constituyen una nación y tienen también derecho a constituirse en estados independientes”. Se sabe a ciencia cierta que la aplicación generalizada de este principio ignora elementos geográficos, económicos, históricos y políticos, como la experiencia de dos siglos ha demostrado. ¿Pero cabe mayor cobertura mediática para el nacionalismo catalán que la precedente cita? Por eso entiendo que la invocación del mencionado pronunciamiento es prematura, tacticista, en gran medida redundante, ¿téngase en cuenta la reflexión que ya hizo el socialismo en Granada hacia la posibilidad de explorar un estado federal?, y, sobre todo inoportuna en la medida que nos hallamos a pocos meses de que se produzca el propósito de una desterritorialización de este país. Se ofrece así un argumentario equivoco —aunque solo sea en clave de promesa— a quienes se afanan en expropiar el art. 2 CE. Distorsionadora me parece también, en otro aspecto, la interpretación realizada al resultado de las primarias, en ese partido, como si la pureza hubiese humillado a la impudicia. Eso es no entender la tradición de este partido socialdemócrata. Pero, tal vez, el mayor rechazo, para mí, lo constituye el escenario ominoso de confrontación entre Norte y Sur de esos militantes. Desde Madrid o Cataluña se ha calificado a Andalucía como Sur subvencionado y he leído en la prensa secesionista que es imposible que España pueda entender el denominado “process”. Una llamada a la historia: En Andalucía se promovió en el siglo XIX la Junta de Constitución Soberana de Andújar. Aquellos andaluces se oponían a un poder tirano y no se hablaba de choque de trenes sino que armaron un ejército que llegó hasta los aledaños de Aranjuez y que solo detuvo la llegada del poder de Mendizábal y su desamortización. Claro que podemos entender el secesionismo pero, tras la reforma de la Constitución según el procedimiento legalmente establecido para ello.