¿Papa...qué?

Ahora que los buñuelos están siendo el plato estrella de estos días, para deleite de los más dulceros, no podemos olvidar los ricos papajotes de Jaén, uno de los dulces típicos de nuestra tierra que no todo el mundo conoce y en los que el AOVE marca la diferencia. Los papajotes, también llamados higuillos, papuecas y manjabanillas, entre otras acepciones, son ideales para cualquier época del año. Hay quienes los acompañan con una buena taza de chocolate caliente. Muchas de nuestras abuelas, siguiendo la tradición de sus madres, los preparaban con harina, levadura, leche, huevos, sal, ralladura de limón y azúcar. Para los paladares más exigentes, también se les puede añadir un poco de canela al azúcar. Hay que mezclar bien los ingredientes para que la masa quede suave y homogénea. Después, hay que freírla en porciones pequeñas con un buen aceite de oliva. La otra tarde, mi amiga Caty me descubría unos papajotes diferentes, mucho más ligeros. Sus ingredientes, agua, vinagre, sal, harina, bicarbonato y azúcar, hacen de estos otros papajotes un dulce sencillo de preparar, para comerlo tanto en el desayuno como en la merienda. Así que ya sabéis: hay que probar los papajotes. ¿Papa... qué? ¡Papajotes, papajotes! ¡Qué aproveche!