¿Para qué un economista?

08 feb 2017 / 10:50 H.

En noviembre de 2008, la reina Isabel II de Inglaterra ante un salón abarrotado de economistas de la London School of Economics preguntó: “¿Cómo es posible que nadie se diera cuenta de que se nos echaba encima una espantosa crisis?” Al año siguiente, recibió una carta de tres páginas, firmada por eminentes economistas que trataron de explicárselo. En la carta se atribuía la crisis a “un fallo de la imaginación colectiva de mucha gente brillante”, que no logró “comprender los riesgos del sistema en su totalidad”. El texto hablaba también de “la psicología de la negación” que absorbió al mundo de las finanzas y la política, y mencionaba como ejemplo de “una ilusión combinada con orgullo desmesurado” a los “magos financieros” que propagaron el riesgo en los mercados. La pregunta, por tanto, es categórica a la vez que demoledora: ¿por qué muchos economistas no se dieron cuenta de que estábamos a las puertas de una gran crisis? Tal vez se pensó que la economía era una ciencia exacta, que podía encontrar una teoría perfecta que permitiera explicar lo que ocurría y que funcionaría de manera permanente. Pero ni ayer fue así ni hoy lo es ni mañana lo será. Ahora seguimos pagando los platos rotos de tanto informe, percepción y propuesta realizada en el corto plazo. Supongo que sería una reacción a la famosa frase “el largo plazo, todos muertos”, que sentenciara Keynes. Estoy convencido que sigue siendo el tiempo de los economistas comprometidos. De los que creen que la economía es una ciencia social, en el sentido más puramente etimológico de la palabra. Y sobre todo, una ciencia humana. Una ciencia que se debe a la sociedad, que la sirve, y que no se sirve de ella. Es lo que el profesor Sampedro escribía en el prólogo de unos de sus libros: “Escribo para los hombres y mujeres víctimas de tantos mitos: el orden natural de la sociedad, el interés nacional, la moral dogmática... Para sustituir esas fantasmagorías por verdades humanas, sencillas y elementales, como pan, piedra, trabajo.”