Paralelo 38

28 jun 2018 / 08:15 H.

Desde el ecuador subiendo 38 grados se llega a una línea imaginaria, es el Paralelo 38 que separa Corea en dos. También es su frontera que se rompe con botellas y altavoces. Creo que los ladrillos de los muros se cementan de egoísmo, miedo y trabajo. También son así mis huesos. ¿Cuál es mi frontera? ¿Es mi ropa o es mi timidez? Yo uso como trincheras el chiste, mi flequillo y las palabrotas. Dicen que nacemos sin prejuicios, que nuestra ideología es nuestra frontera. Las Coreas han entablado desde abril relaciones pacíficas. Así que Seúl ha apagado frente al norte sus altavoces verdes y gigantes que emitían canciones y noticias a sus vecinos. También han dejado de lanzar a su cielo panfletos y botellas de plástico al mar llenas de medicamentos, arroz, dinero, y memorias USB con películas. Los del norte también silenciaron la propaganda de sus altavoces. Me encanta esa sencillez con la que se pueden romper las fronteras. Pero ¿qué frontera se puede imponer? ¿Es arrogancia o es acaso derecho? Solo la frontera de la libertad. “La libertad no consiste en tener un buen amo, sino en no tenerlo” dijo Cicerón.