Paralelos, pero de espalda

02 sep 2017 / 10:59 H.

Cuando dos semanas atrás me disponía a escribir mi columna de opinión, habían pasado apenas unas horas del atentado terrorista en Barcelona. Enseguida me vino a la memoria que el 11 de marzo de 2004, también jueves, me encontré con la misma situación. El atentado con el número mayor de víctimas en territorio español nos despertó aquella mañana con los cinco sentidos pendientes de las noticias que llegaban de Madrid. Trece años, cinco meses y seis días después se repetía la misma situación. Ha llovido mucho desde entonces, aunque menos de lo que se necesita y puede que hayan cambiado mucho las cosas, pero a peor. Ha vuelto, porque nunca se va del todo, aquella sensación de triste impotencia que descompone cualquier realidad sin más precio que la muerte por decreto ideológico o religioso, pero ante todo siempre económico. También han regresado para estos días las manifestaciones de duelo y las de postal, las condolencias sinceras de la gente anónima y cómo no, la despiadada e indecente manipulación por parte de los que en un mismo paralelo viven de espaldas al bienestar y de frente al beneficio.