Patria y bandera

29 oct 2017 / 11:08 H.

Cada curso disfruto explicando a mis alumnos que al Rey ilustrado Carlos III, fundador de las nuevas poblaciones, le debemos tres cosas a nivel nacional: la bandera, el himno y el patronazgo de la Inmaculada. Tres hechos que no son anecdóticos, sino que resumen el deseo ya acariciado de unidad nacional por los Reyes Católicos en las postrimerías del siglo XV. Doscientos cincuenta años después, en el año de Olavidia, me hace reflexionar que la derecha política debería renunciar a apropiarse de la bandera como si fuera una insignia suya y la izquierda debería reconciliarse con una bandera que representa a todos los españoles. Un himno que sigue sin letra y que sería un milagro que la tuviera. Todo es reflejo de un país con una gran historia, patrimonio, cultura, tradiciones de todo el mundo pero, a la vez, muy denostado y criticado por sus propios ciudadanos. Los españoles somos los principales detractores de un país que provoca la admiración y valoración del resto del mundo. Dicen que nuestros principales pecados son el orgullo y la envidia, son los que dividen y enfrentan a unos contra otros; a veces pienso que los que dicen eso llevan toda la razón del mundo. Esa es nuestra tragedia.