Penita de carnaval

24 feb 2017 / 11:35 H.

El Patronato de Cultura del Ayuntamiento de Jaén, me ha honrado nombrándome como jurado del concurso de Agrupaciones Carnavalescas. Las semifinales serán hoy y mañana a las 18:30 horas en el teatro Darymelia, siendo la final el día 28 en el mismo lugar. Me habían llamado en otras ocasiones para que colaborara en estas guisas, no habiéndome podido comprometer por tener conocidos dentro de algunas agrupaciones de las que se presentaban a concurso, por lo que no me parecía ético formar parte del jurado. Este año la organización corre únicamente a cargo del Ayuntamiento, por la reciente disolución de la Federación de Peñas. Visto el fuerte movimiento cultural que se observa en Jaén en los últimos años, pensé que nuestro carnaval volvería a resurgir, llegando a los niveles de mediados de los ochenta, en los que llegó a Jaén la locura de esta fiesta. Durante estos años la calle estuvo ganada por los disfraces, siendo las agrupaciones que cantaban, sencillamente una parte más de la fiesta, y lo dice uno que ha estado cantando en la calle con su Peña del Cigarrón diecinueve años seguidos. El carnaval es la calle, es la gente, son las asociaciones de vecinos, las familias, los amigos, los colegios, los bares, las fiestas de disfraces públicas y privadas, en definitiva; es la fiesta del pueblo donde todos estamos obligados a introducirnos y divertirnos, siendo partícipes y no meros espectadores, una maravillosa excusa que tiene el encanto de florecer con sus disfraces, indicándonos que el invierno está acabando y nos espera la primavera que está a la vuelta de la esquina con su luz, su alegría y su vida. En esos años, el Ayuntamiento organizaba todo, bailes de máscaras, concursos de disfraces tanto individuales como colectivos, concurso de agrupaciones, de letrillas, un entierro de la sardina con premio hasta para mejor plañidera, en definitiva, una fiesta que ponía boca abajo la ciudad, llegando a ser el cuarto pasacalles de carnaval más numeroso de España. Posteriormente ha ido decayendo y este año salvo un concierto de banda municipal, y algún desfile de los colegios en la mañana del viernes, no hay nada. He leído las bases del concurso, y son clavadas a las de Cádiz, sin el más mínimo guiño hacia Jaén. No opino, aunque se me lee perfectamente en los ojos lo que pienso. No puedo despedirme, sin escribir un par de melenchones para recordar mi pasado carnavalero. “Paseando por Jaén, caminando y observando,/veo el nombre de sus calles donde predominan santos:/ Santa Alicia, San Joaquín, San Antonio, San Ignacio,/ personajes muy ilustres pero de sitios lejanos./ Sin tratar de herir a nadie creo que tuvimos paisanos/ que aunque no fueron ministros, ni reyes ni potentados,/ conformaron nuestra historia del Jaén más nuestro y rancio/ que nos dejaron su impronta y su recuero callado./ ¿Quién no recuerda a Piturda, Tragalitros, Pepe el Largo,/ al Mónico, a Ricardito o al Hornero de los Caños?./ Todos estos personajes creo que tendrían bien ganado,/ ver su nombre en una calle de su Jaén más amado./ Paseando por Jaén, por sus plazas y sus barrios,/me vienen a la memoria cines que han sufrido cambios,/ como fue el “Teatro Norte” que en “Asuán” lo cambiaron,/ y como teníamos tantos, pues al final lo tiraron./ El famoso “Irispar”, hermoso cine de barrio,/ sito en la calle Tosquilla que en “Cine España” cambiaron,/ como no gustaba el nombre después se llamó “San Carlos”/ y en discoteca “modelna” lo acabaron transformando./ Del Cervantes que te digo, que en Pizzería lo cambiaron,/ con un nombre que va al pelo con los que se lo cargaron,/“la Mafia” le han puesto al sitio, un nombre más que atinado./ El Darymelia quedó en mini salón de actos,/ que ni para Liliput lo han querido los enanos./ Por lo menos está el Infanta, que es un bonito teatro, que por huevos lo pusieron en el sitio equivocado. Y así se escribe la historia, de este Jaén mudo y calmo/ donde se ríen de nosotros, ineptos de cuello blanco,/ esos que piden tu voto y te prometen el manso”.