Permiso para votar

02 dic 2018 / 11:28 H.

Finalizado el trueque de promesas por votos, los besos a señoras que huelen a peluquería, el depósito en la basura de los programas que nadie lee, las encuestas que a veces aciertan, los debates entre malos y peores que nada deciden, el despilfarro de unos cuantos millones, y la jornada de reflexión en la que nadie reflexiona, llega por fin el día en el que a los ciudadanos se nos permite votar, decidir y convertirnos en protagonistas una jornada cada cuatro años. Los otros mil cuatrocientos cincuenta y nueve, los políticos deciden por nosotros y en muchas ocasiones contra nosotros, a pesar de nosotros, por encima de nosotros y casi siempre a mayor gloria de ellos y sus allegados. Aun así, un buen demócrata no cambia este sistema lleno de imperfecciones por ningún otro. Algunos llevamos cuarenta y un años votando desde aquel ilusionante junio del 77. No sé a cuantos habrá vencido el desencanto, el íntimo pensamiento de que “no era esto lo que yo deseaba”. Tal vez a muchos, pero por encima de desalientos, habrá que decirles a los que esta noche bendigan las urnas que es hora de realidades y que tras cuarenta años de gobierno socialista los andaluces merecen algo más que ocupar siempre el vagón de cola.