¿Pesadilla en el museo?

10 jul 2017 / 11:19 H.

Para mear y no echar gota. La tormenta desatada días pasados en torno a la Licencia de Apertura del Museo de Arte Ibero de la capital jiennense acebona las razones ya existentes para que Jaén sea declarada Capital Mundial del Surrealismo Político. En busca de tan ansiado reconocimiento, ya se apostó fuerte al paralizar la puesta en marcha del tranvía. Ahora estamos a punto de contemplar, impotentes, cómo se da un paso —decisivo— al frente: la paralización (otra más) del proceloso calendario vivido sobre los terrenos de la antigua cárcel. De no ser porque los medios de comunicación lo reflejan en portadas y editoriales, en cabeceras y artículos de opinión, un servidor dudaría de que se trate de algo real. Lo encajaría más bien en el apartado de las pesadillas veraniegas, junto a las tontadas más espectaculares de Donald Trump o las exhibiciones de Cristiano Ronaldo en calzoncillos. Claro, que lo acaecido en torno al Museo Ibero carece de la gracia de ver a un presidente USA emprenderla a golpes con la CNN; y tampoco posee el morbo de recorrer las líneas abdominales y las protuberancias escrotales del astro portugués. No vale ni para eso.

¡Qué poco significan 20 años en la historia de una ciudad!, han debido pensar quienes ahora frenan, in extremis, la apertura del museo más deseado de la historia provincial. Allá por 1998 los plumillas de poco fuste ya poníamos el foco de nuestras esperanzas en el espectacular futuro que se nos anunciaba. Once años tardó en colocarse la primera piedra... Un lustro de retraso atesora ya la inauguración, prevista y prometida para el 2012... Y 16 años cumple ya la “Comisión de seguimiento” del acuerdo institucional fatigosamente fraguado en 2001. Cuando mañana se reúnan los próceres, en representación de Gobierno Central, Junta de Andalucía, Diputación Provincial y Ayuntamiento capitalino, cuando se miren a la cara, da igual que sonrían educadamente, que se muestren huraños, que luzcan optimismo veraniego o que se lancen cuchillos con la mirada. A la ciudadanía le dará igual. ¿Asistiremos a una nueva escenificación de las desavenencias? ¿A una repetición de los manidos reproches entre administraciones? Es que vosotros habéis tardado mucho en poner el dinero sobre la mesa. Es que vosotros lleváis veinte años regateando la cesión. Es que, es que... Es que la provincia no puede asistir, impertérrita y asombrada, a cómo se sabotea una iniciativa que lleva invertidos 25 millones de euros. ¿Se imaginan lo que se podía haber hecho con ese dinero en Linares, Úbeda, Martos o Cazorla?

Y quiero resaltar la dimensión provincial del proyecto. Porque el Viaje al Tiempo de los Iberos no cristalizará definitivamente si el pulmón central del proyecto no comienza a insuflar aire fresco y nuevo. En Linares, Huelma, Porcuna, Peal de Becerro o Castellar la gente está a la espera de que llegue el turismo cultural, dinamizado por el conocimiento del espectacular Museo de Arte Íbero, tan largamente anunciado. Mañana martes, cuando se sienten en la mesa, los dos equipos contendientes (empate a dos entre populares y socialistas) saben perfectamente que han cometido errores, que se han dormido hasta la náusea. Saben también que están a tiempo de enmendar tanto desatino, de llegar a un acuerdo in extremis. Para que el destino del impresionante edificio y sus tesoros arqueológicos no se parezcan al del tranvía, yerto y asesinado en mitad de la ciudad. A los jiennenses nos dará igual a qué hora acaben la reunión, como si tienen que llevarles la cena... con tal de que no se levanten de sus asientos con las hachas de guerra desenterradas. Jaén no se merece este espectáculo. Y si la mano que mece la cuna del desatino tiene que dejarse esta vez de retóricas leguleyas, y renunciar a sus cabezonerías de siempre, que lo haga. Porque ya hizo suficiente daño a esta ciudad durante los años de su mandato. Con la soberbia y la intransigencia de quien se cree el más alto, el más guapo y el más listo de la clase. Carece de sentido común que los negociadores se vayan de vacaciones sin haber resuelto el conflicto. A un servidor ya le provoca “rescordera” esta nueva entrega de “Pesadilla en el Museo”.