Por unos valores auténticos

18 ene 2017 / 11:32 H.

Dejamos atrás las Navidades y ahora toca hacer malabares para afrontar la cuesta de enero. Confieso que lo que peor llevo durante los días de Navidad es la aglomeración de gente comprando en los comercios, a veces de forma descontrolada, simplemente por el hecho de que la tradición nos dice que esas fechas son propicias para gastar y regalar. A esto le añado la proliferación de programas solidarios en los que numerosos famosos se asoman por la gran pantalla, tocan los corazones de una numerosa audiencia y recaudan fondos para colectivos necesitados. Ante esto reflexiono que yo también soy partícipe de esta sociedad de consumo y pienso si actúo de forma coherente y equilibrada porque, no es que esté en contra del consumo, pero no veo bien el excesivo endeudamiento a plazos de numerosas familias simplemente por el hecho de que es Navidad y hay que deslumbrar. El tiempo que empleamos en comprar los reyes no lo disfrutamos con la familia o los amigos. También reflexiono sobre la actitud de famosos y no famosos que aparecen durante esos días en programas solidarios y me pregunto si el resto del año tienen la misma sensibilidad y disponibilidad para los más necesitados; me pregunto si con un sueldo normalito con el que hacer cuentas a final de mes estarían dispuestos a hacer lo mismo el resto del año. Al igual que muchos políticos “progres” que últimamente se creen los salvadores del país, que dicen defender la igualdad y la justicia, eso sí, con sus buenos sueldos, coches y viviendas; me pregunto si con un nivel económico más bajo estarían dispuestos a dar la cara por los demás con el mismo ímpetu. En fin, que cada uno valore según sus principios y valores. Para muchos no existen más valores que el dinero, el poder, las propiedades, los negocios o los sueldos elevados; me quedo con los valores de la familia, los amigos, la lealtad, la honestidad, la gratitud, la sencillez o la humildad. Aplaudo cualquier acto solidario, pero reconozco que me maravillan las personas que con pocos recursos y en cualquier época del año ofrecen su tiempo y comparten su dinero.