Promesa, esa gran desconocida

13 may 2016 / 17:00 H.

Alas puertas de una nueva campaña electoral, cansados de una precampaña infinita y aburridos de promesas que caen en saco roto, se agradece un oasis. Ese que ofrecen algunos políticos que no tienen en el ADN aquello de tomarnos por tontos y que gozan de la sana costumbre de cumplir lo que dicen en sus programas. Porque en el laberinto en el que está inmerso España, pocos son ya los que leen la letra pequeña, esa que habla de las ideas de un partido político, de las propuestas para mejorar nuestro día a día, en definitiva, ese papel notarial que refleja cómo nos van a gobernar. Esta semana me topé con uno de esos políticos de sangre honrada. Uno de esos miles de alcaldes españoles que se dejan la piel por su pueblo y son ajenos de las discusiones grandilocuentes por un sillón y a las cámaras fotográficas. Fue en Torreblascopedro, un andalucista, pero el partido es lo de menos. En su programa electoral se comprometió a ayudar a la escolarización de los niños de Infantil. Estaba dolido por no haber podido aprobar la medida antes, aunque ahora tenga carácter retroactivo. Casi me caigo de la silla al escucharlo.