Quien mucho corre...

04 jun 2017 / 11:43 H.

La torpeza de muchos de nuestros políticos en saber utilizar la sabiduría de Refranero les hace, bastantes veces, incurrir en errores de los que luego se arrepienten o, por lo menos, hacer una autocrítica adversa. Viene ello a cuenta de los acontecimientos ocurridos estos días con la celebración de elecciones primarias en el PSOE para elegir un Secretario General a la que han concurrido tres aspirantes. Los tres estaban cualificados para el importante puesto pero sólo podía salir uno.

Tres parámetros, a mi juicio, han decidido la participación y el resultado final. El primero era el de la “oportunidad” que había sido entendido por los tres de modo diferente. Para Pedro Sánchez al considerar que las bases del partido anteponían la negativa del Pacto de la Investidura de Mariano Rajoy a la abstención que la Gestora, que le había derrocado, propuso provocando, la indignación de los militantes que anteponían la rivalidad con el PP por encima de cualquier tipo de acuerdo o de favor hacia el mismo. Para Susana Díaz su oportunidad, tras una carrera meteórica en Andalucía, era por el apoyo de los denominamos “barones” y de los, en otro tiempo, referentes del partido; y para Patxi López el creer que el enfrentamiento entre los anteriores iba a producir el efecto de: “a río revuelto ganancia de pescadores”. El segundo parámetro ha estado en la urgencia de los dos derrotados tratando de acelerar sus carreras políticas valorando que “otro tren habría sido más difícil de cogerlo en el futuro”. No cayeron en cuenta que frente a la autoridad que representaba la Gestora, con la exigencia de disciplina, se podía oponer la libertad, entendida como valor superior por la mayoría de los militantes. El último de los parámetros ha sido el análisis de los aspirantes de la militancia que ha quedado en el PSOE. Bastantes militantes y más simpatizantes, moderados y honestos, tras los casos de corrupción de los partidos, la mala gobernanza, las mentiras programáticas y la tibieza legislativa, que deja suficientes lagunas para que puedan seguir produciéndose actuaciones indeseadas, han decidido no votar y piensan que todos los políticos cuando están en el poder actúan de la misma forma (así ha ocurrido también en Europa y en América con el populismo). En los partidos tradicionales abundan los indignados y avergonzados militantes que se han radicalizado, por lo que su voto es de protesta más que de moderación. En estas elecciones, por no acertar en el diagnóstico sobre los hechos que venían sucediendo ha ocurrido, con algún aspirante, lo que dice el refrán al que aludimos.